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Los ladrillos del Padre Botella

Catorce entidades de Burjassot y Benimàmet logran que València dedique una calle al cura que impulsó la creación de pisos, una escuela y un comedor, financiados con envases de vidrio

Fincas del Padre Botellafinanciadas con envases.

«Cada botella, un ladrillo». La fe de muchas personas –corría la década de los años 50 del siglo pasado– pudo hacer realidad este eslogan acuñado por Joaquín Sancho Albesa. Fue párroco de la Natividad de Nuestra Señora, la iglesia del barrio de Cantereria en Burjassot, «un obrero al servicio del pueblo». En aquella época ya existían «casas sin gente y, aún más extraordinario, gente sin casas». Y también existía el espíritu solidario de las personas.

Los ladrillos del Padre Botella

«Cada botella, un ladrillo» constituyó la semilla de un vasto proyecto social de construcción de viviendas destinadas a las clases más desfavorecidas. Asimismo la masiva recolección de envases de vidrio, en este caso para obras de beneficencia, anticipaba las modernas políticas de reciclaje que contribuyen al ahorro de materias primas y energía, así como a la mejora del medio ambiente y su entorno.

Cuando el padre Sancho llegó en 1955 a Cantereria, donde ejerció hasta 1960, encontró «una barriada en situación de pobreza económica y asistencial que especialmente afectaba a las familias de las cuevas, donde vivía la mayoría de su feligresía». «Sus 2.000 feligreses no reunían ni 20 duros de los de antes», es decir unos 60 céntimos de euro. Así lo relatan Juan Manuel Martínez Galera y José Vega Molina, miembros de la Hermandad Jesús de Medinaceli y vecinos de la zona.

Los ladrillos del Padre Botella

Además de gestionar en Cantereria la distribución de alimentos no perecederos y de primera necesidad procedentes del Plan Marshall, las primeras acciones que emprendió el nuevo pastor del barrio –Joaquín tenía 25 años– fueron la creación de una escuela taller de oficios para adultos y una guardería con comedor, precedentes del actual colegio La Natividad, además de levantar bloques de pisos dignos para los más necesitados. ¿Cómo había de financiarse un proyecto de tal magnitud?

Según cuentan los vecinos Vega y Martínez, cabría remontar la idea del parvulario al día que el padre Sancho supo que «una niña, sola en casa, pues la madre se encontraba trabajando, sufrió graves quemaduras con un brasero». Entonces el párroco de la Natividad pensó en «un espacio de atención a los niños mientras sus padres se ganaban el pan». Para costearlo se le ocurrió «recoger las botellas vacías que la gente desechaba para obtener ingresos» –en aquella época los envases se podían cambiar por dinero en los establecimientos donde se adquirían las bebidas– y, con la debida autorización del Arzobispado de València, puso en marcha la campaña «Cada botella, un ladrillo».

Los ladrillos del Padre Botella

Tuvo éxito. La iniciativa del padre Sancho, a quien rebautizaron como «Padre Botella», fue noticia en toda España y no tardó en manifestarse la solidaridad con la llegada a la parroquia de «miles y miles de botellas de todas partes» que, «con la ayuda de niños y de estudiantes», el párroco «recogía, almacenaba y ofrecía a las bodegas». Incluso las empresas implicadas en la causa pusieron «camiones para el transporte de los envases», que «se contaron por millones».

Gracias a aquella aventura se pudo construir la guardería y la escuela de oficios y, en el parque de las Cuevas Camales –en la demarcación del vecino barrio de Benimàmet–, un total de 107 viviendas reunidas en varios bloques, los mismos que hoy en día se conocen como «las fincas del Padre Botella».

El tejido asociativo de Cantereria (Burjassot) y de Benimàmet (València) ha preparado para este domingo, un homenaje a Joaquín Sancho Albesa, aquel vecino que «luchó hasta el final al lado del amor» e «inventó una forma sencilla de llamar a los corazones» para reivindicar justicia.

Tras una campaña de recogida de firmas, catorce entidades de las dos barriadas han conseguido que el Ayuntamiento de València dedique una calle al Padre Botella en la inmediaciones del parque de las Cuevas Camales. Para la rotulación de la vía pública, el movimiento vecinal eligió el 24 por ser el mismo día que Joaquín Sancho nació en abril de 1930 y falleció en diciembre de 1992.

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