El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva

El cronista Agustí Ventura rescata la historia del primero de los once cenobios que poblaron la ciudad, cuyos vistosos vestigios aún perviven camuflados en el barrio de Les Barreres

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva |

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva | / Sergio Gómez. Xàtiva

Sergio Gómez

Sergio Gómez

En 1248, el rey Jaume I entregó a la Orden de los Mercedarios una finca rústica en Xàtiva a cambio de 10 sueldos por jornada para que los frailes fundaran el primero de los once conventos que llegarían a poblar la ciudad. Su existencia es un misterio para la inmensa mayoría de los vecinos y nadie puede adivinar cuando pasea por la calle Hostals que tras las fachadas de un conjunto de viviendas como cualquier otro se esconden aún no pocos vestigios del monasterio medieval de Sant Miquel, unido en su día por un puente a la iglesia de la Merced.

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva |

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva | / Sergio Gómez. Xàtiva

El claustro de dos plantas, la cúpula de la entrada con sus arcos medievales y el huerto del convento todavía se conservan en buena medida, aunque se van deteriorando sin control con el paso del tiempo. No aparecen entre los bienes de relevancia protegidos en la ciudad ni hay ningún tipo de rótulo que los identifique en las inmediaciones.

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva | FOTOS DE PERALES IBORRA

El convento oculto que se esconde entre las casas de Xàtiva | FOTOS DE PERALES IBORRA / Sergio Gómez. Xàtiva

El cronista de Xàtiva, Agustí Ventura, ha rescatado los más antiguos pergaminos sobre los orígenes del convento absorbido por la trama urbana en un libro que se presentó el viernes. El volumen es una continuación de una primera parte publicada en 1998 y fue promovido en 2022 por la congregación del Santísimo Ecce-Homo con motivo del 75 aniversario de la imagen de clavarios de Francisco Bolinches y de la conmemoración del 800 aniversario de la Orden de los Mercedarios. Un capítulo inédito analiza cerca de 40 documentos en torno al cenobio y arroja luz acerca de su historia, fruto del trabajo de búsqueda de Ventura en los archivos.

El cronista de Xàtiva nació en la misma calle en la que el convento desarrolló su actividad de manera intermitente hasta la desamortización definitiva de 1835, cuando el conjunto religioso pasó a formar parte del patrimonio nacional y acabó reparcelado en varias viviendas compradas y ocupadas por distintos particulares. El claustro de dos plantas, con cuatro arcos de medio punto en la planta inferior y ocho arcos con columnas de estilo jónico en la segunda planta, terminó sirviendo a los vecinos de patio de luces. La cúpula se halla en un estudio. Muchos elementos históricos fueron desapareciendo con el tiempo. En el garaje de las viviendas se habría ubicado el refectorio en el que comían los frailes. Las celdas donde pasaban las noches los mercedarios se reconvirtieron en dormitorios y baños.

En el Repartiment, Jaume I estableció el templo en el barrio de Les Barreres, fuera de las murallas de la ciudad cristiana y en plena morería setabense, con jurisdicción territorial sobre la Governació Dellà de Xúquer hasta el río de Xixon. La Orden militar de la Merced se había fundado solo 30 años antes consagrada a la liberación de cristianos cautivos en territorio musulmán. Una misión que explica su arriesgada ubicación.

Reconstruido en dos ocasiones

El convento de Sant Miquel fue destruido y reconstruido hasta en dos ocasiones, primero tras la Guerra de la Unión del siglo XIV —cuando Pedro IV de Aragón mandó derribarlo para que no sirviera de refugio a las tropas unionistas y trasladó a los frailes a la iglesia de Sant Feliu—, y luego en 1707, cuando el templo fue incendiado durante la Guerra de Sucesión por el ejército borbónico de Felipe V, que lo utilizaron como cuartel y causó graves daños en su interior. «Es incalculable lo que fue saqueado y hemos perdido para siempre», señala Ventura.

Los mercedarios tenían jurisdicción directa sobre la antigua alquería Torre dels Flares, hoy una pedanía de Canals conocida como «Torre de Cerdà». La orden vendió el pueblo al señor de Cerdà para financiar la construcción de la nueva iglesia de la Mercé de Xàtiva, acabada en 1734.

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