«En Picanya sobra ropa y leche, pero faltan herramientas y que alguien de arriba coordine todo esto»

Vecinos y voluntarios reclaman la presencia de la Generalitat para gestionar la ayuda

Picanya comienza a ver la luz

JM López

J.M. Bort

J.M. Bort

Picanya empieza a ver la luz. Hay postes eléctricos levantados, negocios que empiezan a abrir y varios puntos de recogida de ayuda humanitaria. Pero falta coordinación supramunicipal, según denuncian varios vecinos. «Tenemos exceso de ropa y de alimentos, pero ¿dónde están las carretillas, las cárchers y las bombas de agua?». La frase es de Toni Avilés, un vecino de Picanya que apenas ha dormido desde que el barranco del Poio se desbordó hace una semana. Toni, al igual que otros vecinos, pide organización para gestionar la ayuda humanitaria que llega a la inmensa área afectada por la riada, en su caso a Picanya. Sabe bien de lo que habla, porque se encuentra varios días en el pabellón polideportivo que ha cedido el Ayuntamiento. 

«No se trata del ayuntamiento, que va saturado, que no da más de sí, sino de alguien de más arriba. ¿Dónde está la gente que piensa? Hay cosas que no podemos aceptar. Es necesario que alguien coordine todo esto», explica con rabia desde el pabellón de Picanya, donde el consistorio que dirige Josep Almenar ha habilitado cerca de un centenar de colchones. Allí, aparte de algunos vecinos, duermen estos días algunos de los cuerpos de voluntarios que han llegado de otros puntos de España, como el caso de un grupo de la Brigada Paracaidista de Madrid

Vecinos de Picanya ayudan con su tractor.

Vecinos de Picanya ayudan con su tractor. / J.M. López

«Esto es un caos organizativo. Llevamos 7 días ya y ahora lo que necesitamos son carretillas, botas de agua, bombas de agua, herramientas, cárchers. ¿Qué hacemos en la calle? ¿Pasar el barro de una calle a otra? La basura sigue en las calles. La gente está desesperada», asegura el mismo testimonio, un monitor de la piscina municipal, ahora devastada por la Dana. 

«Hay un policía jubilado que está coordinando a 80 camiones. Han venido del País Vasco, de Madrid, bomberos de Albacete, y de más sitios, pero falta gente que los coordine. Nos faltan medios», asegura otro testimonio. «Sobra ya el pan y la ropa, pero faltan medios para más cosas», añaden.

Poste de luz

Las señales positivas también se pueden ver en las calles de Picanya, donde ayer se instalaba un poste de alta tensión para devolver la electricidad a parte del pueblo, justo al lado del puente que une la población con Paiporta. Toda esa zona está devastada, como se puede apreciar en la piscina cubierta y sus instalaciones. Allí, en el paseo de la Primavera, queda en pie el único puente en toda Picanya. Es el único punto donde se puede cruzar el barranco.

Unos trabajadores reinstalan una torre de luz en Picanya.

Unos trabajadores reinstalan una torre de luz en Picanya. / J.M. López

Las viviendas más devastadas de Picanya, la primera localidad valenciana en pedir el Estatuto de Autonomía para la Comunitat Valenciana el 25 de abril de 1977, son las que se encuentran prácticamente en la orilla del barranco antes de cruzar a la parte antigua desde el desaparecido puente viejo de la localidad. 

Los agricultores se vuelcan

Los agricultores de la población, con uno de los términos municipales más grandes de toda la contornada, están jugando un papel fundamental en la recuperación del pueblo. Ayer, se podían ver por las calles junto a los camiones militares que limpian de barro las arterias principales. En una de ellas, en el carrer de la Senyera, se encuentran los centros educativos El Baladre y el IESEnric Valor, que sirven como campamentos base para las recogidas de ayudas. 

Una mujer se hace un selfie junto a su casa derruída, en Picanya.

Una mujer se hace un selfie junto a su casa derruída, en Picanya. / J.M. López

Como en Paiporta, la basura sigue amontonada en las calles, donde el olor es en algunos puntos insoportable. «¿Dónde está la Generalitat», asegura otro vecino.

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