R. Montaner, Valencia

Desde que el 30 marzo de 1939 sus tropas entraron en Valencia, el general Antonio Aranda Mata se convirtió en el hombre más poderoso del Cap i Casal. Promovido al rango de capitán general, fue nombrado comandante en jefe de la Tercera Región Militar.

El súmmum de la adulación por parte de las nuevas autoridades franquistas de la ciudad hacia el liberador de Valencia se puede constatar en el hecho de que su hija, Mª Luisa Aranda, sea la única en las historia de las Fallas que ha sido nombrada dos veces Fallera Mayor de Valencia, en 1940 y 1941.

En marzo de 1940, en las primeras Fallas tras la Guerra Civil, la nueva Valencia del Cid nombró Fallera Mayor a Carmencita Franco, la hija del dictador, pero desde el palacio del Pardo declinaron tal honor. Al final fue la hija de Aranda quien acabó luciendo la banda ante el brazo en alto de los más de 4.000 flechas -los niños de la Falange- que acudieron a la Plaza del Caudillo a rendir pleitesía a los héroes de la Cruzada.

Dos meses después, en junio, Churchill ordenaba poner en marcha La Caballería de San Jorge. El primer ministro británico confiaba tanto en el éxito de esta operación secreta de sobornos que, recuerda Pere Ferrer, en otoño de 1941 descartó un ataque contra las Islas Canarias que hubiera forzado a Franco a entrar en guerra. Ferrer relata que el espionaje franquista detuvo a Juan March el 24 de junio de 1942, «cuando la conjura de los generales contra Franco se acercaba al clímax». Sus contactos le sirvieron para recuperar la libertad y huir del país.

San Jorge siguió cabalgando -en 1943 se abonaron más de 5 millones de dólares a los generales- pero Aranda ya estaba en el punto de mira de Franco y el 2 de noviembre de 1942 fue pasado a la situación de disponible forzoso. Fue arrestado en 1943 bajo la acusación de conspirar contra el caudillo y, posteriormente, estuvo confinado dos años en Mallorca. En 1949 paso a la reserva.