J. Morán, Gijón

Recién nombrado, ayer al mediodía, titular de la sede de Valencia, el arzobispo Carlos Osoro Sierra repitió con intensidad peticiones de perdón en una carta dirigida a la Iglesia de Asturias, al tiempo que dejaba abierta la posibilidad de que el obispo auxiliar, Raúl Berzosa, gobierne la diócesis de Oviedo desde que él tome posesión de la sede levantina hasta que Roma nombre al nuevo obispo de los asturianos. Preguntado si ya practica con el valenciano, Osorio respondió: "por supuesto, ya estoy con ello, desde hace 27 días, desde que sé que iba a ser destinado a Valencia". Al confesar el tiempo que lleva preparándose revela que conocía desde hace casi un mes su inminente cambio de destino. Osoro se instruye en la lengua autóctona gracias a los libros que pidió a los obispos valencianos Joan Piris (actual titular de Lleida) y Santiago García Aracil (prelado de Cáceres). Por ahora, va "por la Gramática", confesó.

Esta primera manifestación de Osoro indica una sensibilidad hacia el idioma propio de la que ha adolecido Agustín García-Gasco en sus más de 16 años de gobierno de la diócesis, como le han afeado reiteradamente los colectivos críticos.

Carlos Osoro tomará posesión de la sede valenciana el día 18 de abril, más allá de los dos meses de plazo que marca el Código de Derecho Canónico. No obstante, allí le espera el cardenal Agustín García-Gasco de 77 años, a quién sucederá y quien le señaló como sucesor suyo desde 2006. Hasta el día de la llegada de Osoro, Gasco será Administrador Apostólico de Valencia -nombrado también ayer por la Santa Sede-, lo que le faculta para gobernar con cierta holgura hasta entonces.

Desconoce si la diócesis es compleja

El nuevo prelado también fue interrogado sobre sus conocimientos previos respecto a su futuro destino. Su respuesta fue diplomática. "Desconozco si se trata de una diócesis compleja". El arzobispo admitió haber visitado Valencia en pocas ocasiones: "con mis padres, en una ocasión; y cuando el obispo de Santander me envió a ver su seminario, para reabrir el de Monte Corbán". Y posteriormente, "a dar ejercicios a sacerdotes, o cuando nombraron obispo de Santander a José Villaplana, para darle cuenta de la diócesis; y después volví para el encuentro de las familias, en 2006".

Preguntado sobre si el cardenal Agustín García-Gasco seguirá residiendo en Valencia, tras su jubilación, Osoro mantuvo la diplomacia: "Don Agustín tiene casa en Madrid y, naturalmente, tiene casa en Valencia; tendrá una casa para que pase por la diócesis cuando crea conveniente". Sobre la posibilidad de que la archidiócesis de Valencia sea dividida en tres menores, Osoro indicó "a mí no me han dicho nada".

En su carta a la archidiócesis de Oviedo, Osoro se despidió pidiendo perdón. "Perdonadme si no he sabido llegar a daros todo lo que necesitabais o esperabais de vuestro arzobispo. Perdonadme". Y agregó a renglón seguido: "he querido actuar desde la convicciones más profundas (...) sin dimitir de mi misión como obispo". Osoro nuevamente se pregunta: "¿He acertado? Seguro que habrá muchas cosas en las que no, pero creedme que lo hice en obediencia a mi conciencia".