F. Arabí/M. Ros, Valencia/Mislata

La violencia política reapareció ayer en la Comunitat Valenciana en formato bomba incendiaria y en versión doble: contra la sede de Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV) en la capital y atacando el casal del centro social juvenil Kimera, en Mislata. En ambos casos se trata de dianas recurrentes y las agresiones con cócteles molotov se fueron de madrugada. Como si llevaran la misma firma.

El piso de la formación independentista, en la céntrica calle Erudito Orellana, se salvó de un incendio porque el artefacto que se lanzó no llegó a traspasar la ventana. La persiana, que estaba bajada, fue pasto de las llamas pero hizo de barrera. Los cables eléctricos de la fachada también resultaron afectados. Desde la formación explicaron a este diario que a primera hora se personaron agentes de la brigada científica para investigar la autoría. En noviembre de 2007, la misma sede sufrió graves daños por la explosión de una bomba. "El ministro Rubalcaba se comprometió a detener a los autores, y nada de nada", explicó un portavoz.

El dirigente de ERPV Jordi Vayà denunció la "impunidad, ya crónica" con la que actúan "en Valencia y el resto del País Valenciano grupúsculos de extrema derecha desde hace 30 años". Vayá lamentó, además, que algunos dan "cobertura a los violentos" como "cómplices de esa extrema derecha". Bien "con su silencio o con su colaboración".

Precisamente ayer, el partido de extrema derecha España 2000 emitió un comunicado de "condena" del atentado, "a pesar de las extraordinarias distancias de orden político, ideológico y programático que nos separan". La formación que dirige José Luis Roberto deseó "la máxima eficacia policial en la investigación". PP, PSPV, EU y Bloc, cuyas sedes han sido víctimas en mayor o menor medida de agresiones, guardaron silencio.

El centro social Kimera, de Mislata, tampoco acaba de entrar ahora en el punto de mira de los violentos. Con la de ayer ya son 25 las denuncias presentadas por el centro juvenil, que viene sufriendo agresiones desde hace cuatro años por parte de grupos fascistas y neonazis. El lanzamiento del citado coctel molotov contra su sede provocó un incendio en la puerta a las cuatro de la madrugada. Cuatro personas que estaban en local escucharon el ruido y pudieron extinguir el fuego rápidamente. A primera hora, miembros del centro juvenil arreglaron los daños y pintaron la puerta porque -al igual que ha ocurrido con las pintadas de esvásticas o la rotura de cristales- "no permitimos que sus ataques sean visibles. Actuamos con rapidez para que desaparezcan".

Juicio pendiente por agresión

El atentado se produce doce días después de que el grupo recibiera una amenaza que rezaba: "Te estamos vigilando, cierra la boca, de?jalo todo como esta?, conseguira?s que tus amigos te tengan que llorar, la pro?xima en el cementerio. Por una Españ?a limpia y digna. Arriba Espan?a". "De no haber sido porque había gente despierta el fuego podría haber incendiado el edificio". Las denuncias por el "asedio y acoso" de jóvenes de ultraderecha recogen desde el lanzamiento de piedras a la fachada hasta dos agresiones a miembros de la entidad, en septiembre y diciembre de 2007. En ésta última, la víctima quedó inconsciente tras los golpes, y el juicio aún no se ha celebrado.