Carlos Alós, Valencia

La cabalgata histórica celebrada el pasado Nou d'Octubre, a semejanza de la que el rey Alfons el Magnànim organizó en 1428 para rememorar la entrada de Jaume I en Valencia, costó a las esquilmadas arcas de la Generalitat Valenciana 685.956 euros. Los fondos salieron de la Fundación Jaume II el Just, la entidad llamada a rearmar ideológicamente el Monasterio de la Valldigna, el recinto que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, situó en el reformado Estatuto de Autonomía como "templo espiritual" de los valencianos.

El desfile histórico, en el que participaron 700 personas, entre ellas 120 jinetes, y que llenó las calles del centro de Valencia el pasado 9 de octubre de 2008, pretendía convertirse en la cabalgata más espectacular celebrada en Europa, según los organizadores. Hasta un comité científico se encargó de vigilar la rigurosidad de los trajes, los sonidos y hasta los olores. El coste total de la recreación lo desvela la consellera de Cultura, Trinidad Miró, en una respuesta parlamentaria al diputado socialista José Camarasa.

La responsable de Cultura, que recuerda que el desfile fue seguido por unas 95.000 personas y que formaba parte de los actos que conmemoraban el 800 aniversario del nacimiento de Jaume I, desgrana los gastos, entre los que destacan los 322.834 euros del vestuario, 153.717 de la escenografía (estandartes, púlpitos o banderolas), los 27.840 del alquiler de los equipos de sonido o los 151.210 del personal.

Adjudicaciones a dedo

En total, el coste del material de producción ascendió a 534.746 euros, aunque Miró asegura que no se trata de un gasto, sino de una inversión porque muchos de los materiales volverán a utilizarse. Miró asegura en la respuesta que se contrató a un coordinador de producción, Jaime Martorell, "con un largo currículum en España y en el extranjero. Gracias a su experiencia se planificó la cabalgata y se procedió a la selección de actores y músicos dando preferencia a empresas valencianas", añade Miró. La consellera admite también que se contrataron suministros y servicios a través de contratos menores y procedimientos negociados, es decir adjudicaciones a dedo, y añade que mayoría de los contratados eran profesionales autónomos o pequeñas y medianas empresas. La cabalgata reconstruyó indumentaria medieval, heráldica e incluso piezas musicales históricas.