El Gobierno ha detectado un incremento de la actividad sísmica en la Comunitat Valenciana durante 2008, según recoge una respuesta parlamentaria a la que ha tenido acceso Levante-EMV. El Ejecutivo apunta que tiene asegurado el seguimiento de cualquier incremento a través de una red de 16 estaciones desplegada en Valencia y Alicante. El temblor más fuerte registrado en los últimos meses tuvo su epicentro en Barxeta y alcanzó una intensidad de 3,7 grados.

La Comunitat Valenciana tiene una alta probabilidad de sufrir microseísmos por las tensiones entre las placas africana y euroasiática. Fuentes de la Unidad de Registro Sísmico de la Universidad de Alicante explicaron que cada año se producen sesenta microseísmos y apuntaron que la posibilidad de un gran temblor es pequeña, "aunque no despreciable". "El último gran terremoto ocurrió en 1829 en Torrevieja y calculamos que fue de una magnitud de seis grados y medio. El seísmo más grave en la última década tuvo su epicentro en el Golfo de Valencia frente a la ciudad de Valencia y alcanzó una intensidad de 4,7 grados, aunque en tierra firme el temblor rondó los 2 grados", apuntó el ingeniero sísmico Pedro Jáuregui.

Tendencia rota

El aumento de los temblores de tierra durante 2008 ha roto la tendencia de 2004 a 2007, según precisa la respuesta parlamentaria del Gobierno. Los sismólogos advierten de que es imposible predecir la evolución y se limitan a hablar en términos de probabilidad. Pedro Jáuregui indicó que un terremoto como el que destruyó Torrevieja y Guardamar causando la muerte de 839 personas en 1829 se produce por probabilidad estadística cada quinientos años. "Eso no significa que el próximo gran terremoto vaya a tener lugar en el año 2300 ya que puede ocurrir en cualquier momento", precisó Jáuregui.

El experto lamentó que el movimiento relativo entre la placa eurasiática y africana no está muy estudiado, pero "produce sismicidad a ambos lados al este del Estrecho de Gibraltar. Por este motivo, la Comunitat Valenciana y Granada son las zonas de la península con mayor actividad sísmica".

La mayoría de los seísmos de la Comunitat Valenciana tiene una intensidad menor de tres grados. Con esas magnitudes, las personas llegan a percibir los temblores de tierra, aunque no se originan grandes daños. La normativa exige que los edificios que se construyen en la Comunitat Valenciana sean más resistentes que en otras partes de España.