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El primer "bou embolat" de las fiestas del puerto de Xàbia no pudo acabar peor. Al poco de prenderle fuego en los cuernos, el animal se arrojó al mar y en seguida el numeroso público se alarmó. Hizo un intento de sacar la cabeza del agua, pero se volvió a hundir. A continuación, según varios testigos, el toro ya estaba cabeza abajo y sólo asomaban sus patas por la superficie. Era evidente que el astado estaba sin fuerzas y no era capaz de nadar. La barca que en las fiestas de "bous a la mar" guía a los toros que caen al agua y los devuelve a la plaza intentó salvar la vida del toro. Sus ocupantes le agarraron de los cuernos y, con gran esfuerzo, le sacaron la cabeza fuera del agua para que respirara. Por fin, consiguieron arrastrarlo a tierra, pero apenas respiraba. Echaba agua por el hocico y no respondió a los intentos de reanimarle. En la plaza, se vivieron esos momentos con dramatismo.

La muerte del toro no fue un espectáculo agradable para ninguno de los vecinos de Xàbia que acudieron al puerto a disfrutar de los "bous a la mar" y del "bou embolat".

El toro era de la ganadería de El Paiportero, que declinó ayer hacer declaraciones.

Quien vivió este incidente en primera persona fue la concejala de Xàbia y mayoralesa en estas fiestas del Loreto, Pepa Chorro. Ella fue quien "emboló" a la res y, según comentó a este diario, ya notó que el animal estaba muy nervioso. Además, era la primera vez que el toro participaba en un festejo de "bous a la mar". "Era un toro con una estampa impresionante. Arriba del camión ya estaba nervioso. Tras "embolarlo" no tardó ni cinco minutos en saltar al mar", relató Chorro. "Cuando desde la barca lo cogieron, ya no tenía fuerzas. Murió muy rápido, aunque en tierra hicimos todo lo posible para reanimarlo", continuó esta edil, quien es forense de profesión.

El incidente ocurrió poco después de la medianoche del martes. Las fiestas del puerto de Xàbia han recuperado este año los "bous embolats", que es un espectáculo muy poco habitual en los festejos de "bous a la mar". Suele ocurrir que el animal, por puro instinto, se arroje al mar para apagar el fuego de sus cuernos.