Del primer escaño al último, el número 98. El PP modificó ayer la ubicación en el hemiciclo de la dirección para adaptarla a la nueva realidad y envió al destituido ex secretario general y ex portavoz, Ricardo Costa, al gallinero (la última fila) de la bancada popular, junto a la recién llegada alcaldesa de Ibi, Maite Parra. Costa no tuvo que pasar el trago ya que no se presentó ni a la reunión previa del grupo ni al pleno. Oficialmente se explicó que había excusado su asistencia porque está preparando la documentación que presentará ante el Comité de Derechos y Garantías del PP, que investigará su actuación.
La realidad es que los populares pactaron con Costa que no vaya al pleno para evitar alimentar la polémica, sobre todo hoy, en que Camps debe someterse a la sesión de control. Las mismas fuentes indicaron que todavía no hay fecha para la cita de Génova. Entre los populares se cree que Costa no asistirá al pleno hasta que se aclare su situación. También se piensa que Camps tendrá que darle una salida fuera de las Corts. Mientras el ex «número» dos era ubicado en el escaño más alejado de Camps (las fotos mandan), el nuevo síndic, Rafael Maluenda, ocupó el puesto de Costa —justo detrás del presidente—; a su lado, se sentó el secretario general en funciones, César Augusto Asencio; y a continuación, el secretario del grupo, David Serra. El entorno de Costa se mostró indignado. En privado, se calificó de «humillante» el destino porque no era lo que se pactó con él.
Pons: «Costa no era indio, era jefe»
Maluenda aclaró después: «Todo es provisional». Según dijo, la ubicación de Costa, como la de Parra, no es la que les corresponde en función del apellido o la portavocía de área que pudieran tener. Ayer sólo se decidió la dirección y el resto, por así decirlo, quedó aparcado. Anunció reestructuración de los escaños.
El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, justificó anoche el cese de Costa porque era el «responsable último» de lo que pasaba en el PP, y no Camps. «Costano era indio, era jefe».
