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¿Por qué quiere ser rector?

Porque me interesa la Universidad y los retos a los que se enfrenta, desde la docencia a la investigación pasando por la función social, cultural y cívica. El gobierno de la Universidad no es sólo gestión ni algo que deba interesar sólo a los profesionales de la gestión, sino que nos debe preocupar a todos los que trabajamos en ella, profesores, estudiantes y personal de administración y servicios. Por otra parte, para mi la universidad es algo más que un lugar de trabajo. Nos sentimos vinculados e identificados con ella. Siempre me he sentido y he procurado ser un universitario a tiempo completo y con dedicación exclusiva, comprometido con la enseñanza, la investigación y la política universitaria; en mi caso, la política editorial, en la que llevo ya más de doce años y, con un extraordinario equipo, hemos conseguido convertir el Servicio de Publicaciones en una editorial moderna y productiva.

¿Tiene ya equipo?

Aún es pronto para hablar de un equipo de dirección. Con lo que sí que cuento es con un grupo numeroso de personas de todos los colectivos universitarios dispuestas a discutir y plantear las líneas programáticas en el marco de la asamblea. Y eso es prioritario a decidir el equipo concreto para ejecutarlas. Este grupo de trabajo sigue abierto y estoy conociendo a personas muy valiosas.

¿Tres propuestas que le gustaría destacar?

Hay grandes temas que deben concentrar todos nuestros esfuerzos: la implantación de los nuevos planes de estudio, la selección y promoción del personal, el Plan Estratégico, el Campus de Excelencia, y naturalmente, los recursos necesarios para llevarlos a cabo, en un contexto de empeoramiento del horizonte financiero, con los recortes en I+D y en los presupuestos de la Generalitat. Pero, si me tengo que centrar en tres, diría que, para el PDI, una atención especial a los dos extremos del arco de edad. Por una parte, mayor esfuerzo de dotaciones para el profesorado en formación y para su incorporación estable a la Universidad. Y por otra, disminución de la carga docente a partir de los sesenta años, mantenimiento de ofertas de jubilación anticipada y vinculación investigadora de los jubilados (un capital humano e intelectual que se está dilapidando de forma absurda). En cuanto al PAS, además de que deben realizarse mejoras homologables, no debemos olvidar que es el colectivo sobre el que recae directamente la gestión universitaria y por lo tanto debemos tenerlo lo más profesionalizado posible pero dotado de la autoridad y autonomía necesarias. Y por lo que respecta a los estudiantes, incremento de su participación en la vida política académica, con diálogo abierto, bajo las coordenadas de una institución pública y democrática.

¿Estaría dispuesto a converger con otros candidatos?

Es muy pronto para hablar de ello, cuando ni siquiera ha empezado el proceso electoral ni los distintos candidatos han podido exponer sus propuestas. Dicho esto, la posibilidad de convergencia siempre debe quedar abierta sobre la base del conocimiento de los programas que aún no tenemos.

¿Qué opina del discurso de mujer rectora y de Tarongers?

Aunque se ha avanzado en los últimos años, el incremento de la presencia de mujeres en el gobierno de la universidad sigue siendo no sólo deseable sino necesario. Cada vez son más las decanas, las directoras de departamento. Pero todas se han ganado su puesto por su capacidad y porque han sido elegidas en condiciones de igualdad. Lo mismo ocurre con la elección de la persona que debe encabezar el equipo de gobierno de la universidad, que no puede resumirse de manera simplista a consideraciones puramente geográficas (de campus)o de género.