Conducir un Ferrari es el sueño de casi todo el mundo, si no que se lo digan a ese grupo de privilegiados valencianos que tienen uno de estos preciados vehículos escondidos en los garajes, y sólo los sacan con nocturnidad y precaución. Es por ello que la propia marca a través de su club organiza viajes y salidas a sus clientes.

El del empresario textil Joaquín Saez Merino fue de los primeros Ferrari que se vieron rodar por Valencia en los años 70.Todo un flamante 512 BB, lógicamente de color rojo -entonces sólo se fabricaban así-, conocido como el Boxer por el tipo de motor 12 cilindros, con 355 caballos de potencia a 5.000 revoluciones, y que alcanzaba los 262 kilómetros a la hora.

Adrián Campos Suñer fue otro de los afortunados en disfrutar de estas máquinas, concretamente el modelo Mondial, que le regaló su abuelo al cumplir los 18 años. Un motor más moderno de 8 cilindros y 300 caballos, que alcanzaba los 255 km/hora. Precisamente, Campos consiguió ser el primer concesionario de la marca para Valencia, y así, le vendió a Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia, otro igual al suyo introduciéndolo en ese exquisito grupo.

Mientras tanto, un jovencísimo piloto de motos, al que Adrián Campos protegía, patrocinaba, y cuidaba, se le hacía la boca agua cuando los veía. No tardó en comprarse uno mejor. Se trataba de Jorge Martínez Aspar. Nada más ganar sus primeros millones, se hizo con un flamante 328 GTB para no ser menos que su amigo del alma, y que su patrocinador, Alfonso Rus. Se trataba de un avanzado diseño del carrocero Pininfarina, dotado de un elástico motor que rodaba a 7.000 revoluciones y alcanzaba los 263 km/hora.

También circularon por la ciudad algún que otro Testarrosa, impresionante por sus tomas laterales de aire, por sus 12 cilindros y 390 caballos. Presentado en el salón de París en el año 84, ha sido una de las vedette de la marca. Todo un espectáculo en aquellos tiempos.

Los empresarios no están en estos momentos para ostentaciones, con lo que el mercado se reduce a famosos y deportistas -bien pagados- , a los que se han sumado el fin de semana en la fiesta de Cheste los políticos y sus amigos. A excepción de algún jugador de fútbol, golfista, o nuevo rico, que puedan disfrutarlo, el resto -que los hay- están escondidos y tapados con sus lonas rojas.

Lo bueno está dentró del capó

En la actualidad, pagar por un Ferrari cerca de 200.000 euros está al alcance de muy pocos, es por ello que no hay distribuidor oficial para la zona de Valencia, comercializándose a través de terceros. De todas formas, si se suben a uno de ellos, no se asusten si se encuentran con un botón o tirador igual al de su utilitario barato. Lo bueno está dentro del capó.