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Todo un éxito de participación y récord Guiness de capas. Medio millar de aficionados de esta vestimenta de toda España, e incluso de fuera de ella, se dieron cita ayer en el acto principal organizado por la Asociación Valenciana de Caballeros de la Capa Española. Además, en este cónclave solemne, la catedral de Valencia acogió la bendición de la réplica de la espada de Jaume I en una misa que se ofició en honor de San Martín de Tours, patrón de los caballeros.

Un día antes, el Puig vivió la cena de hermandad con todos los amigos de este atuendo textil. Durante la mañana del sábado el centro histórico vivió una auténtica exhibición de capas de los diferentes puntos de España. Y todo ello pese al caluroso día que registró la ciudad, lo que demuestra que el cambio climático no puede con esta indumentaria de invierno que se ha ido adaptando a las diferentes etapas de la historia desde que los romanos la expandieron.

"No pesa nada y sustituye al abrigo o la cazadora" explicó Carlos Verdú, presidente del colectivo valenciano que reivindica su uso. Verdú recordó que desde los años veinte del siglo pasado la capa había caído en desuso, aunque encuentros como el de este fin de semana ayudan a mantener la tradición viva. "En los siglos XVI y XVII tuvo su máximo esplendor" apuntó Verdú, quien narró diferentes hechos históricos como el Motín de Esquilache (1766) durante el reinado de Carlos III, cuando el ministro del mismo nombre prohibió el uso de la capa causando una revuelta entre los usuarios que obligó al gobierno a rectificar ante el peligro que supuso para el monarca. Sin embargo, la razón real de la protesta en la que participaron 40.000 personas fue el hambre. La regulación de la vestimenta de los madrileños fue sólo la excusa. En la actualidad la capa es todo un símbolo y un motivo más para confraternizar.