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En el año 87, justo cuando la marca cumplió 40 años en el mercado, se puso a la venta el F 40. Una auténtica bomba para aquellos tiempos, ya que con un V8 cilindros biturbo alcanzaba los 478 caballos de potencia, con una aceleración de 0 a 100 en 3,5 segundos, y una velocidad punta de 324 km/hora.

Era un auténtico coche de carreras, con un aspecto interior totalmente espartano, con asientos especiales para correr, y que tan sólo 50 clientes muy especiales, tenían acceso a él.

Las producciones limitadas como ésta, siempre han tenido un atractivo especial para el cliente de mucho poder adquisitivo y que deseaba tener su coche con una número de serie. Para que se hagan una idea, la obtención de una de estas joyas no era posible sin haber tenido antes varios modelos de Ferrari.

Adrián Campos, que en aquellos tiempos era piloto de carreras y concesionario de la marca en Valencia, tuvo la suerte de ser uno de los afortunados que se le designó una unidad, que fuea parar a las manos de un empresario constructor, Salvador Benlloch, y posteriormenete acabó en las manos de Enrique Tomás, empresario del automóvil y coleccionista de coches.

El F 40 que salió a la venta por 40 millones de las antiguas pesetas, alcanzó en poco tiempo cotizaciones que rondaban los 100 millones de pesetas, creando una auténtica leyenda sobre el negocio de comprar cierto tipo de automóviles, especialmente Ferrari.

Esta moda ha llegado hasta nuestros tiempos, donde joyas como Mercedes McLaren,Bugatti, Lamborghini, Bentley o Rolls Royce, ha llegado a cotizarse cerca del millón de euros. Existen mercados como el árabe, chino, o el ruso, donde le dinero fluye, y este tipo de signos externos son muy importantes en sus relaciones.