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Compañeros en el Colegio Hispania de Cartagena hasta los 15 años y con muy buenas relaciones familiares desde la infancia, Zaplana y Carrascosa fueron de la mano en la carrera del primero por la Generalitat, que culminó tras las elecciones de 1995 con el "pacto del pollo" con UV, a la que el PP acabó por fagocitar. Tres años antes, y por encargo de Aznar, Carrascosa se fue hasta la Alcaldía de Benidorm para comunicarle al entonces primer edil y ya presidente provincial del partido que sería el candidato del PP a la Generalitat frente a Lerma tras el asesinato en enero de 1992 por ETA del profesor Manuel Broseta, que era la primera opción popular. "Vete a tomar por el culo", le respondió, incrédulo, un joven Zaplana. "Aunque suene grosera la expresión, ése era el título que había pensado para las memorias que me propuso escribir alguien de Planeta" sobre el ex jefe del Consell, rememora el ex secretario de Presidencia. También cuenta que fue él quien le propuso a Aznar el nombre de Zaplana. "Sí, es uno alto", respondió el ex presidente. "Habla con él y dile que le voy a llamar".

Hoy, 15 años después, Carrascosa se sigue considerando "amigo" y admirador de Zaplana, de quien dice que no es "un bendito ni una hermanita de la caridad", pero le considera artífice de haber centrado al PP, de impedir que se escorase a la extrema derecha y de convertirlo en un partido de gobierno. ¿Y ve a Zaplana de vuelta en la política? "Sí, lo veo. Es un animal político hasta la médula, pero sólo volverá si lo tiene claro y a la política nacional, no a la Comunidad. Hoy por hoy, no es la hora de su vuelta". ¿Sigue dolido por la ruptura del PP en la Comunidad? "Zaplana lleva muy mal las decepciones personales y está muy tocado a nivel interno porque lleva mal equivocarse. Creo que está en Telefónica por eso".