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"Ese auto es ilegal y absurdo". Casi sin dar tiempo a que se le formulara la pregunta, Juan Marco Molines aseguraba ayer que no piensa darse por vencido. Con la voz cansada y entrecortada, aseguraba que no acepta la resolución del Tribunal Supremo conocida ayer y que no tirará la toalla.

Son demasiados años de batalla (desde 1991), y con la victoria tan cerca, como cuando los Reyes Magos le trajeron en enero de 2008 la sentencia del Supremo que ordenaba el derribo de las obras de reforma del monumento de Sagunt. "Claro que se puede ir contra este auto. Lo considero una barbaridad", clamaba ayer tarde, en declaraciones a Levante-EMV.

Pero lo hará sin precipitaciones, dice, porque los enemigos son cada vez más grandes y, en su opinión, "hay responsabilidades de personas y de alto cargos", puesto que las "anomalías" son "grandes".

Así que pide un tiempo para "estudiar bien" el auto y decidir acciones a emprender y responsabilidades a exigir.

Pero independientemente de esas iniciativas judiciales contra la resolución final del Supremo que rechaza su último recurso, el ex diputado del PP asegura que reclamará la ejecución forzosa de "la sentencia firme del Tribunal Supremo" (la de enero de 2008).

Frente contra De la Rúa

El abogado prefiere tomar las cosas con calma porque tiene otro frente abierto: como publicó este diario, denunció al presidente del TSJ, Juan Luis de la Rúa, ante el Poder Judicial por las imágenes en las que aparecía abrazando a la consellera de Cultura, Trinidad Miró, tras el auto que admitía la imposibilidad legal del derribo.

Este departamento del Consell optó ayer por la cautela y un cortés silencio. Declinó realizar comentarios sobre la última resolución del Supremo, favorable a sus intereses, y tan sólo se limitó a afirmar por boca de un portavoz: "Aquí acaba todo".