Durante las primeras elecciones democráticas en 1977 las encuestas en Valencia daban unos resultados prometedores a los demócratacristianos, liderados por un abogado de Sedaví, hijo de labradores, clandestino luchador durante el franquismo y férreo defensor de la autonomía del País Valenciano: Vicente Ruiz Monrabal.

Sin embargo, el fracaso electoral que sufrió la Unión Democrática del País Valencià (UDPV) provocó que abandonara el partido del que era secretario general para militar en las filas de la UCD, donde fue diputado del Congreso de 1979 a 1982. Pero si hubo una lucha para Ruiz Monrabal ésa fue la de la autonomía valenciana. La defendió a capa y espada, y transigió por ella. Mientras, se obligaba a sí mismo a hablar en castellano en los mítines para que no le tacharan de «catalanista» durante una época convulsa, donde los valencianos protagonizaron una batalla, en más de una ocasión «vergonzosa», para consensuar l´Estatut d´Autonomía que todos ansiaban. Ya retirado de la política,tras militar fugazmente en el PP, a sus 73 años, recibe a Levante-EMV en su despacho para rememorar aquellos años en los que él formó parte viva de la historia del pueblo valenciano.

lucha antifranquista

«Nos reuníamos cada mes

en lugares clandestinos»

«Los grupos organizados —PSOE, PCE, Junta Democrática, los liberales de Muñoz Peirats, y la democracia cristiana de UDPV, de la que yo era secretario general— nos reuníamos en lugares clandestinos y con mucha discreción porque estábamos muy politizados. Del 72 al 75, nos reuníamos cada mes y aportábamos lo que sacábamos de los sindicatos y de otras comunidades como Cataluña y el País Vasco. No podíamos aceptar que desde Madrid nos dieran una democracia formal y dejaran al pueblo valenciano sin autonomía».

Manifestación del 76

«El pueblo quería ´llibertat, amnistia i Estatut d´Autonomia´»

«En el año 76, como ya había muerto Franco, nosotros quisimos conquistar espacios de libertad y hacer una provocación colectiva para que vieran que la oposición y el pueblo tenía fuerza y quería ´llibertat, amnistia, estatut d´autonomia i sindicats obrers´. En esa manifestación, los primeros de la fila —Manuel Broseta, Jose Antonio Noguera, Ernest Sena, Manuel Sánchez Ayuso y Manuel del Hierro, entre muchos otros— acabamos declarando en Jefatura. Yo no tenía ningún miedo porque todos sabían que era demócrata-cristiano y que, desde Madrid, tenían esperanzas de que nosotros fuéramos con ellos en las primeras elecciones. Eso significaba que no nos conocían mucho porque la UDPV era un partido nacionalista valenciano. Cuando me tocó a mí, el policía me preguntó que por qué había colaborado en la manifestación. Mi respuesta fue de lo más irónica: «Hombre, está claro. Esto es un servicio al rey. Porque a don Juan Carlos le interesa que el pueblo se movilice pidiendo amnistía y democracia. Así justificamos que él está llevando el país por voluntad popular» (risas).

primeras elecciones

«Casi todos creíamos que

Suárez no se iba a presentar»

«Adolfo Suárez convocó elecciones para el 15 de junio de 1977. Entonces nadie sabía, y casi todos creíamos, que Suárez no se iba a presentar. Si él comparecía, la desigualdad era manifiesta. Controlaba los medios de comunicación y todos los días salía en televisión. A la democracia cristiana, las encuestas le daban un porcentaje bastante alto (el 30%). Pero ya legalizado el PCE, el «borde» de Suárez se tiró a la plataforma electoral, dijo que encabezaba la UCD y eso nos quitó toda posibilidad de resultados electorales. Al aterrizar él de forma desleal, se comió todo el electorado de centro derecha. Porque la España que dejó Franco ya no era la gente pobretona del año 45. Sociológicamente eran franquistas, pero deseaban el cambio democrático. Y votaron a Suárez para que hubiera paz y transición política. Era un voto útil. Y así, Suárez se comió el nacionalismo valenciano que aquí defendía la democracia cristiana de UDPV, como CiU en Cataluña y el PNV en el País Vasco; por tradición democrática no merecíamos perder. El PSOE, por su parte, se comió a Santiago Carrillo».

el paso a ucd

«En el Congreso hubiera votado más de 40 veces a Felipe González»

«El resultado electoral fue una lección para la democracia cristiana. Ocurrió en toda España. Sólo se salvó el PNV, pero porque es un partido más nacionalista que demócrata-cristiano. Tras las elecciones hicimos una asamblea. Teníamos que tragarnos nuestra pureza ideológica. Y pensamos que si queríamos influir en la política de España, debíamos incorporarnos a uno de los dos partidos vencedores. Encabecé un colectivo grande que optó por la UCD. En marzo salí diputado. Pero, en el Congreso, hubiera votado más de cuarenta veces a Felipe González. Sólo rompí la disciplina de voto una vez, cuando el PSOE propuso a Ruiz-Giménez como Defensor del Pueblo».

EL 23-F

«Yo estaba allí y lo primero

que pensé fue que era ETA»

«Suárez había dimitido porque UCD se rompía. Creo que no dimitó por los cuarteles, sino porque dentro de la UCD ya no le respetaban como se merecía. Con ese clima, se aprovechan los golpistas e invaden el Congreso con gran sorpresa para todos. Yo estaba allí y lo primero que pensé fue que era ETA, porque nos hicieron creer un poco eso. La primera hora parecía que se estaban rebelando todas la capitanías generales y dentro nos daba la impresión de que iban a triunfar. Yo le dije al que tenía a mi lado: «Oye, yo he sido clandestino... ¿nos obligarán a ir al monte?». Y cuando salimos todos, estaban los guardias civiles saludando a los diputados. Yo me emocioné y todo. Después, el centro español demostró su inteligencia: 10 millones de votos al PSOE para ver si sacaban a estos fachas, militares y extrema derecha. Eso fue el instinto del pueblo. Si yo no hubiera sido candidato del CDS también le hubiera votado».

los símbolos

«Le dije a Broseta que no apoyaba quitar el nombre de País Valencià»

«El Estatuto de Benicàssim tenía sus problemas para la UCD. En la reunión de Peñíscola, Manuel Broseta me pidió que defendiera las enmiendas sobre la denominación de Reino de Valencia (en lugar de País Valencià) y la senyera con franja azul (en lugar de la cuatribarrada). Yo le dije: ´Mira Manolo, voy a defender la franja azul porque lo llevo haciendo desde que tenía 10 años, pero yo no voy a defender que se quite País Valencià porque para mí, no es catalanista. Para hacer una comunidad política de països catalans, el nombre de cada trocito no tiene importancia. Hay una politización extrema´. Para mí, País Valencià fue el nombre que sustituyó la necesidad de tener una denominación común para las tres provincias. Además, País Valencià tiene una carga autonomista muy importante. No era catalanista. ´Fer país´ era querer un estatuto de autonomía».

aprobación del estatut

«Me llevé una traca al Congreso y me volví con ella a Valencia»

«Yo no tenía peso en la UCD. Yo era como un intruso, aunque me respetaban mucho. En la comisión constitucional donde yo defendí la bandera con franja azul, se aprobó la denominación de Estatut del Reino de Valencia, que debía debatirse en el pleno de las Cortes. Yo viajé en el avión con una traca y pedí permiso para dispararla cuando se aprobara el estatuto. Pero, en la votación de la denominación de Reino de Valencia, los socialdemócratas de Francisco Fernández Ordoñez votaron en contra de ese artículo, y pusieron en ridículo a Fernando Abril Martorell, a Emilio Attard y a todos nosotros. Yo me volví con la traca a Valencia, muy cabreado, y el Estatuto regresó a la comisión constitucional. Finalmente, se aprobó la denominación de Comunidad Valenciana, que a nadie le gusta».

nacionalismo

«SóloVicente González Lizondo

representó a Valencia en Madrid»

«Valencia no es nacionalista. Es tradicional y emotivamente nacionalista. Los valencianos defendemos hasta el fondo los signos, los bienes, las costumbres y las tradiciones valencianas. Y ahí hacemos frente a quien nos las quiera quitar. Pero en la política... cada uno vota en Madrid a su correligionario. Es inexplicable que en las Cortes Generales tengan representación los canarios, los aragoneses, los andaluces... pero Valencia sólo ha tenido representación en Madrid con UV y Vicente González Lizondo, pero porque hubo pacto con AP-PP. Un partido autonomista valenciano, por él mismo, jamás ha tenido representación en las Cortes, y eso expresa claramente que, cuando llega la hora de la verdad, los valencianos votan a los partidos nacionales. Pero todo eso forma parte de la historia. El castellano es la lengua culta, representa la unidad de España... yo no critico eso, pero es la historia. No encuentras un arzobispo que hable valenciano y si quieres ir a una misa en valenciano, ¡no la encuentras en toda Valencia!».

«café para todos»

«UDPV quería el mismo estatuto que el de vascos y catalanes»

«Ésa fue una de las principales diferencias entre la UDPV y la UCD. Los demócratas clandestinos queríamos la máxima autonomía posible, en el menor tiempo posible. Ése era el lema. Igual que Cataluña, igual que el País Vasco. Fue lo que trató de hacer Albiñana, pero el hombre iba con la cuatribarrada para pedir el voto del pueblo, y los asustaba. La UCD, tras la experiencia de Andalucía, optó por la ´vía lenta´ para el resto de estatutos. Los valencianos conseguimos transferir las competencias más rápido, mediante una ley orgánica, votada el mismo día que el estatuto. Fue un regalito del Estado».

la autonomía soñada

«Al final tenemos un poder

autonómico satisfactorio»

«Yo creo que ésta sí es la autonomía por la que luché. A trancas y barrancas, tras muchos errores, batallas inútiles, enfrentamiento innecesarios... Al final, la sensatez, el tiempo y la experiencia nos han llevado a un poder autonómico satisfactorio».

sociedades musicales

«En el año 82 las bandas tenían

un gran peso político y cultural»

«La Comunitat Valenciana tenía 300 bandas de música que vivían el aislamiento y la rivalidad entre ellas y ahora hay 500. En 1968, un grupo de dirigentes de las distintas bandas acordaron crear una federación, de la que yo hice los estatutos y en el año 82, las bandas ya tenían una organización de carácter regional, con una directiva regional, un caso que no se daba ni en política, ni en ningún otro orden social. Y eso nos pudo dar un gran peso político y cultural».