Rafel Montaner

valencia

Foto de José aleixandre

Seis de cada 10 valencianos, según el CIS, creen que su lengua es diferente y diferenciada del catalán. ¿Están equivocados?

¿Equivocados? Sería muy fuerte decirlo así. Yo creo que no es del todo cierto. Desde mi punto de vista, la postura más racional es entender que la lengua estructuralmente es la misma desde Guardamar, en Alicante, hasta Guéret, al norte de Limoges, y que después hay diversas manifestaciones. Es evidente que la lengua valenciana recibe este nombre en Valencia en el Siglo de Oro y por tanto siempre tengo a gala usar esa denominación. Lo que pasa es que es la misma estructuralmente no sólo con la que tienen los catalanes, sino con la de los mallorquines, y también con la que usaban ya los trovadores y que aún se habla en el Languedoc, la Provenza, en Gascuña y en el Lemosín.

Usted defiende que el secesionismo lingüístico lo inventaron los catalanes...

Efectivamente, se inventó con el manifiesto de 1934, que rompe aquella idea inicial de los Països d'Oc, y se empieza a hablar de países catalanes en minúscula. A los primeros que les interesó cortar con la unidad de la lengua fue a los filólogos y políticos catalanes que lo impulsaron. Ellos son los primeros secesionistas. Con el agravante de que ese secesionismo parte de manipulaciones bárbaras y absurdas, que nos ha costado muchos sinsabores a los valencianos. Los primeros secesionistas muy interesados son los catalanes. Ríase usted de lo que pasa en Valencia. Aquellos sí que son secesionistas de verdad y además lo consiguieron, mientras que en Valencia son secesionistas en minúscula muy minúscula.

Muchos políticos dan por zanjado el conflicto lingüístico y la Batalla de Valencia, algo que usted no comparte.

Eso es algo que no se ha resuelto y todos los políticos dicen siempre que no hay problema. Lerma ya hace 300 años que decía que se había resuelto el conflicto lingüístico. La prueba de que eso no es verdad la tuvimos en la noche del martes, en Canal 9. El subdirector de "La Vanguardia" participaba en un debate y después de intervenir diversas veces en castellano, pidió permiso para expresarse en lemosín. Eso, algo que no sé si es para reir o para llorar, es una prueba evidente de que el conflicto no está ni mucho menos cerrado. Tarde o temprano volverá a aparecer.

¿Cree que el panoccitanismo que usted defiende vendrá a zanjar esta historia interminable o por contra, como opinan algunos, eramos pocos y...?

¡Y ahora se ha complicado más!

Exacto.

No lo sé. A mí me basta y me sobra con abrir una puerta a la investigación científica. A la occitanofilia valenciana no le interesa en absoluto la cuestión política. Nuestro deber es investigar y plantear una alternativa diferente. Si eso vale, pues mejor. Pero no vamos a hacer más afirmaciones fuera del estricto mundo de la investigación. Lo otro es perder el tiempo en discusiones acaloradas. No vamos a pasar a discutir a nivel de calle, porque una cosa son los criterios científicos y otra las opiniones y las ideas. No queremos hacer lo que se ha hecho hasta ahora de discutir si son tirios o troyanos. Si sirve o no nuestra postura, lo tendrá que demostrar el tiempo, la historia y muchos años de trabajo en esta dirección.

Si borráramos lo de lengua catalana y lo cambiáramos por lengua lemosina, ¿nos sentiríamos más cómodos aquí en Valencia?

Hay que conseguir que la gente en Valencia se sienta cómoda con su lengua. Yo creo que lo mejor es llamarla valenciano o lengua valenciana, que es el que han utilizado los clásicos de nuestro Siglo de Oro. Probablemente, el problema venga de la posición que adoptó Barcelona hace tiempo de hablar del dominio lingüístico catalán, que es una de las cosas que más repelen en Valencia. El sistema lingüístico es el mismo desde mitad de Francia hasta el sur de Alicante, luego que cada uno llame a su lengua como quiera. Lo que hay que tener es conciencia de globalidad de pertenecer a una misma lengua. Volver a la cultura de los trovadores, sin acritud y compartiendo una misma lengua que cada uno la denomina de una forma.

¿La unidad lingüística debe dejar de ser una obsesión?

Es que es una obsesión sólo para los filólogos que luego se traslada a la calle. Mucha gente que es partidaria por posiciones políticas de que catalán y valenciano es lo mismo, que lo es sin ninguna duda, no saben ni escribir en esta lengua e incluso les cuesta leerla. Hay que estudiar más, pero todo el mundo, y después de relajarnos un poco, continuar buscando soluciones en el plano científico.