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En la zona alta de Els Mallars de Montroy, la urbanizacion conocida por los ingleses como Las Palomas, viven William y Monika Pearce. Su casa se eleva sobre una diseminada y anárquica colonia que ha duplicado el número de habitantes de Montroy, que no llega a los dos mil. Sus problemas con Morarim SL y con el fallecido Klaus D. S. llegaron hasta el juzgados, cansados de "tantas mentiras". Un día, el inglés se personó con un palo en las oficinas y amenazó al promotor con un palo.

Seis años después de que se instalaran en su vivienda, siguen sin tener la escritura, el agua no es potable y usan un generador comunitario para poder tener luz eléctrica. Pagan por el combustible, ya que funciona a gasoil, 235 euros al mes.

Como el resto de residentes británicos, fueron captados en su mayoría por una inmobiliaria inglesa, ZodiacVillas. Le puso en contacto con Morarim y, a partir de entonces, no han dejado de pagar. Les enseñaron la urbanización sobre plano y el diseño virtual de una bonita "villa" de 130 metros cuadrados con piscina "tipo romano", y les pidieron 30.000 euros por el suelo. En seis meses les hicieron vender la casa donde vivían, cerca de Kent (Reino Unido), porque ya estaba construido el chalet. Obviaron decirles que no había luz ni agua.

Los engaños los han ido descubriendo poco a poco. El contrato de compraventa en inglés difiere del español de forma notable. El que firmaron en su lengua dice que el precio de construcción de la casa, de 139.000 euros, incluía "todos los elementos necesarios y todos los servicios de infraestructuras de calles, electricidad y agua".

En el contrato original en español, se especifica que "el precio no incluye conexión de agua/luz/gas, las tasas y/o honorarios de notaría y registro para la casa y la piscina".

La gente del pueblo

Los vecinos de Montroy se mostraban ayer casi más sorprendidos por el espectacular despliegue de cámaras frente el ayuntamiento que por la detención del ex alcalde. La mayoría de residentes aseguró desconocer qué había pasado y evitó pronunciarse.

Un joven, al conocer la noticia, preguntó con una sonrisa cómplice: "¿Por qué los chalets de los ingleses?", mientras que en la calle del ayuntamiento una mujer mostraba su convicción de que el ex alcalde no tiene nada que ver, aunque también advertía que "en este mundo no puedes poner la mano en el fuego por nadie".

Varios vecinos coincidieron en señalar que "se veía venir" ya que, según argumentaban, "se sabía desde hace mucho tiempo que se había permitido construir en sitios donde no se podía".

"No sólo con Javier, sino todos los ayuntamientos", señaló un hombre que evitó facilitar su nombre, mientras que otro llamado Juan Carlos mostró su sorpresa porque esta operación judicial tenga lugar en Montroy cuando, según dijo, en poblaciones vecinas la situación es incluso más grave. "¿Qué pasa allí?", se preguntó, mientras comentaba no comprender cómo los ingleses "que han comprado casas a precios tirados", dijo, habían invertido tanto dinero "sin tener todos los documentos".