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Sigue siendo un pueblo, eso es obvio, pero Montroy ya no es lo que era. En el año 1900 tenía 1.508 habitantes. Una centuria más tarde, su población sólo había aumentado en 30 vecinos. Muy poco se había movido en un siglo. Pero en 2002 accedió a la alcaldía Javier Carrión y empezó a transformar Montroy. O mejor dicho: comenzó a construirse otro Montroy superpuesto al de toda la vida.

Así lo refleja el paisaje local, y así lo atestiguan los datos del Institut Valencià d'Estadística y del Instituto Nacional de Estadística. Cuando entró a gobernar Carrión -el primer alcalde del PP en la historia de Montroy-, el municipio tenía alrededor de 780 viviendas residenciales. Durante el mandato de cuatro años de Carrión, en cambio, se impulsó la construcción de 531 viviendas y se allanó el terreno para que en 2007 se levantasen otras 192 viviendas de nueva planta.

La cifra contrasta con el ritmo inmobiliario de la década anterior, ya que entre 1992 y 2001 sólo se edificaron 66 inmuebles. El periodo de Carrión fueron años en los que, lejos de quedarse por debajo de las diez nuevas construcciones anuales como era costumbre en Montroy, se alcanzaban las 22, 60, 175 o 270 nuevas edificaciones cada año. Y no eran pequeñas. La superficie media de las nuevas viviendas construidas entre 2002 y 2006 era de 172 m2, según los datos estadísticos.

Esas viviendas no se quedaron vacías. Aquella cifra de 1.500 habitantes casi inamovible durante un siglo fue engrosando de forma vertiginosa. Montroy inició 2002 con 1.616 habitantes. En 2004 ya eran 1.768. En 2006, la población cruzaba la barrera de los 2.000 habitantes y se colocaba con 2.154 vecinos. Y en 2007, año que todavía bebía de la herencia urbanística y demográfica de la gestión del PP, el municipio de la Ribera llegó a los 2.500 vecinos. Ahora tiene 2.804 habitantes. Es decir, la población de Montroy creció un 55% entre 2002 y 2007. Y su número de viviendas casi se duplicó entre esos mismos años al pasar de unas 780 a más de 1.530. Eso es, al menos, lo que dicen los datos. La realidad será, posiblemente, aún más exagerada por las edificaciones que no aparecen en las estadísticas.