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Francisco Javier Carrión ganó por primera vez para el PP la alcaldía de Montroy en 2002 gracias a un pacto de gobierno con UV por el que compartían la vara de mando y, cuatro años después, la cedió en bandeja al PSOE tras negarse a entregarla a los que habían sido sus socios en dos legislaturas consecutivas y con los que la gestión urbanística abrió una brecha irreconciliable. Esta extraña maniobra que protagonizó en el año 2006 al entregar la alcaldía a su contrincante natural no impidió que repitiera por tercera vez como cabeza de cartel en las últimas elecciones, aunque no consiguió mejorar los tres escaños que tenía el PP mientras que el PSOE lograba una mayoría absoluta que mandaba a Carrión al banco de la oposición.

La figura de Javier Carrión suscita reacciones dispares. Mientras algunos no dudan en señalar que se trata de una buena persona, otros le reprochan cierta dosis de prepotencia que esconde tras un carácter aparentemente tímido y que, durante su mandato, le llevó a protagonizar algunos enfrentamientos en público con sus socios de gobierno. Algunas fuentes señalan que la fractura con UV se produjo después de que, en septiembre de 2005, los regionalistas rechazaran su propuesta de aprobar la urbanización del Alteró de la Sierra. En ese mismo pleno, al parecer, Carrión recriminó a UV el sentido de su voto y, en medio del debate, llegó a expresar su intención de "palpar els morros" al regionalista Emilio Espert. Éste, por otra parte, siempre se mostró muy crítico con el sistema aplicado por Carrión de abrir expedientes en casos de infracciones urbanísticas para sancionar con multas en lugar de paralizar las obras.