El debate sobre los espectáculos taurinos, en sus diversas manifestaciones, ha entrado de lleno en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universitat de València cuya junta de centro aprobó en su totalidad -excepto una abstención- un manifiesto por el que rechaza la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), que propone la Generalitat, para toda fiesta que esté relacionada con los astados, corridas incluidas, o con "el maltrato a los animales" según confirmó ayer a Levante-EMV su decano, Vicente Roca.

Desde la perspectiva científica, esta facultad remite a los "estudios del comportamiento, de las capacidades cognitivas y del sistema nervioso de los animales" que ponen de manifiesto "una continuidad evolutiva entre el hombre y los restantes animales mucho mayor de lo que sugería la concepción tradicional dominante en nuestra cultura".

En el texto del acuerdo afirman que los toros "experimentan dolor, estrés y sufrimiento con características semejantes a las de los seres humanos". Así, recuerdan que la biología animal ha demostrado que los animales "poseen sistemas especializados en la percepción de estímulos nocivos y que dicha percepción va acompañada de un intenso y desagradable componente afectivo".

Aunque profesores, alumnos y personal de Biológicas defienden que el "patrimonio de tradiciones de una sociedad es un bien a preservar" añaden que ésto será así "siempre que no haya principios de mayor peso que justifiquen su extinción. Las tradiciones cambian, y prácticas consideradas aceptables hace apenas unos pocos años actualmente son ilegales o se consideran éticamente inaceptables".

En su manifiesto, los representantes de la facultad comentan que "fuera de consideraciones científicas, la sociedad debería reflexionar sobre si un espectáculo en el que la violencia en vivo forma parte sustancial, por más que haya otros elementos, es un bien cultural a preservar y transmitir a las futuras generaciones".

Experimentación en laboratorio

El decano explicó ayer a este diario que por normativas tanto europeas como españolas, los científicos están obligados cuando realizan experimentos con animales en los laboratorios a seguir una serie de pautas para no hacerles sufrir. Así, se les debe sedar en según qué circustancias o no se puede esquilmar cuando se trata de poblaciones reducidas.