Las Fiestas de la Cruz de Granja de Rocamora, en la Vega Baja, fueron escenario de una supuesta agresión después de que un vecino pidiese a los festeros que dejaran de disparar con su trabuco mientras él pasaba con la moto. J. M. A., de 63 años recibió un disparo efectuado por un miembro de una agrupación de Moros y Cristianos, a unos diez metros y en plena cara. El rostro recibió decenas de impactos de pólvora que quedaron bajo su piel. Un 40% de ellos quedarán marcados como si fueran tatuajes. e.g.b.alicante