No habrá circo mediático ni las madres tendrán que buscar otra iglesia para que sus hijos tomen la comunión en paz. Al final, la orden de los carmelitas descalzos ha impedido que el cura valenciano de la congregación acusado de pederastia imparta el sacramento a los niños los próximos 29 y 30 de mayo. Ésa era la previsión. Pero los acontecimientos han alterado la agenda de los carmelitas. Y tan expeditivos como fueron en llevar a la Fiscalía el posible caso de pedofilia contra un monaguillo de 17 años, los carmelitas ahora han decidido apartar al sacerdote denunciado de la ceremonia que albergará en dos semanas su parroquia de la calle Alboraia de Valencia. El sustituto para dar la comunión será Alfredo Sáez, párroco de la iglesia y compañero del fraile acusado de pederastia.

Así lo confirmaron las catequistas a un grupo de madres anteanoche. El anuncio -definitivo- despeja las dudas sobre qué cura va a impartir el sacramento toda vez que en la reunión del día anterior con el padre Alfredo Sáez, éste no descartara que el presunto pedófilo diera la comunión a los niños.

Esa incertidumbre llevó a un grupo de familias -una docena entre el centenar de comuniantes- a anunciar que cambiarían de iglesia a sus hijos para evitar que recibieran el santo sacramento de manos del cura acusado de abusos sexuales. Sin embargo, el miércoles por la noche desapareció la incógnita. Las presiones -familiares, mediáticas y de la orden- han podido más. Y según confirmó ayer un portavoz de la parroquia carmelita, ya está "completamente descartado" que el presunto pederasta dé la comunión. La dará el padre Alfredo Sáez, que ayer declinó atender a este periódico.

Marcha atrás de las madres

La medida ha tranquilizado a las familias más enfrentadas con la orden a raíz del escándalo. De hecho, todas menos una han decidido mantener a sus hijos en la iglesia de los carmelitas en esta recta final para la comunión. Una de las madres díscolas reprochó ayer, desde el anonimato, que "la orden no ha dado explicaciones sobre el tema" a pesar de que el cura denunciado era el coordinador de los doce grupos de la catequesis y "ha mantenido contacto con los niños". "Nosotras hemos preguntado a los niños y ninguno ha sufrido nada raro", aseguró esta madre.

Pese al cambio de párroco, una minoría de familias sigue incómoda con la gestión de los acontecimientos y les gustaría cambiar de iglesia a los niños. Pero el tiempo apremia. "A 15 días vista, con el restaurante concertado y el fotógrafo buscado, es muy difícil encontrar otra parroquia que admita a los niños. Y por ello los mantendremos aquí aunque nos hayamos quedado satisfechas sólo a medias", añade esta madre.