Queti Valera, secretaria de Acció Cultural del País Valencià durante tres décadas, falleció anteayer en su casa de Valencia víctima de un cáncer contra el que luchó durante los últimos ocho años. Había nacido en Borriana, era soltera y tenía 59 años. Pero la historia de Queti Valera desborda estos fríos datos administrativos. Ella fue la primera empleada de Acció Cultural del País Valencià cuando la organización que preside Eliseu Climent todavía se llamaba, forzada por la semiclandestinidad, Secretariat de l'Ensenyament de l'Idioma. Queti fue, según recordó ayer Eliseu Climent, la persona que simbolizó la evolución del valencianismo de tertulia a un estadio superior: "la profesionalización del mundo valencianista".

Aquello no fue un hecho menor y una anécdota lo atestigua. Habían pasado las navidades de 1971 y, en una reunión celebrada en el despacho de Manuel Broseta, Eliseu Climent comunicó a sus socios la contratación de Queti Valera. "¿Y eso se ha de pagar el día 30 de cada mes ¿Cómo lo haremos", le replicó el siempre mordaz y pesimista Joan Fuster. El salto de aquella precariedad nacionalista lo simbolizó Enriqueta Valera, por todos conocida como Queti.

En lo profesional, Queti trabajó de administrativa, secretaria personal de Climent, relaciones públicas de Acció Cultural y motor en la sombra dels Premis Octubre. Durante más de 30 años, en todas las campañas, aplecs, manifiestos e iniciativas de Acció Cultural aparecía el nombre, el rostro o el trabajo en la sombra de esta hija de republicanos exiliados. Era muy querida en la casa, de la que siempre fue la más veterana, y por ella sintieron especial aprecio hombres como Sanchis Guarner, Estellés, Pizcueta o Maldonado.

Eliseu Climent destacó ayer que su lucha contra el cáncer fue "una de las más admirables que puedan haber. No en balde los médicos le dieron tres años de vida y resistió casi ocho", agregó. Los restos mortales de Queti Valera serán incinerados hoy, a las 13 horas, en el crematorio municipal de Valencia.