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La normalización lingüística llega en cuentagotas a los municipios. En la última década un total de 27 localidades acordaron cambiar su nombre oficial para tenerlo única y exclusivamente en valenciano. Con los informes históricos y filológicos cada ayuntamiento ha aprobado en pleno los cambios, para trasladarlos a la Generalitat Valenciana que finalmente ha validado la oficialidad del nombre mediante un decreto.

Las razones de los cambios han sido muchas, pero principalmente se ha buscado la normalidad del nombre en cuanto a su uso. Otras, han tenido un calado político para recuperar el topónimo original que se había olvidado por parte de las instituciones públicas, sociales y culturales. En este paquete entraría Calp, municipio de la Marina Alta que ha recuperado su nombre en este mandato.

Pero la oficialidad exclusiva del nombre en valenciano no tiene patente y en esta década se ha aprobado indistintamente por ayuntamientos con alcaldías del PSPV, del PP, del Bloc y de Unión Valenciana. En algunos casos, más allá de la normalización del topónimo (corrigiendo acentos, artículos y grafías) se reflejan los conflictos con otros pueblos de similar nombre o parecido. Por ejemplo, en Muro se modificó (se llamaba Muro d'Alcoy). Los vecinos siempre reivindicaban que no tenían nada que ver con Alcoi, ciudad que además está en la comarca vecina y no en el Comtat, lo que generaba también reticencias a tener el "apellido" alcoyano en el nombre del pueblo. Del mismo modo Alfara de la Baronia (el Camp de Morvedre) se ha olvidado de la vecina Algimia de la Baronia (antes se llamaba Alfara de Algimia) o también en Real (antes Real de Montroi) en la Ribera Alta.

Otro caso reciente ha sido el de Sant Joanet. Este pueblo de la Ribera Alta se ha llamado de tres maneras diferentes en esta década hasta eliminar Ènova de su nombre (localidad cercana) como en el ejemplo de Muro y Alcoi. Se ha llamado San Juan de Énova, Sant Joan d'Ènova y, finalmente, Sant Joanet. En esta comarca los problemas con el nombre están estigmatizados por la guerra judicial que hubo en -actualmente- Villanueva de Castellón. El consistorio cambió el nombre del pueblo para diferenciarlo de tantas "Villanuevas" y "Castellons" existentes en territorio nacional. El nombre Castelló de la Ribera acabó en litigio. Una batalla lingüística impulsada por las fuerzas políticas de derechas. Finalmente la Generalitat se desentendió de la defensa del topónimo valenciano Castelló de la Ribera y la justicia repuso el nombre anterior y actual: Villanueva de Castellón.

Borriana/Burriana

En diez años muchos municipios han optado por la doble denominación (aplicada también en las grandes ciudades de la Comunitat Valenciana). En las comarcas de Castelló significativos son los casos de Borriana/Burriana y Peñíscola/Peníscola frente a Vila-real, por poner un municipio próximo, que abandonó el bilingüismo en 2006, al igual que l'Alqueria de la Comtessa, en la Safor.

En el sur, el Fondó de les Neus optó por los dos nombres en 2007 al añadir Hondón de las Nieves después de años de predominio del topónimo valenciano.