La armonía entre los barones regionales, labrada especialmente cuando reventó el escándalo Gürtel y salpicó al presidente Camps, ya no es tal. Entre el máximo responsable del partido en Alicante, José Joaquín Ripoll, y el de Valencia, Alfonso Rus, han surgido más que diferencias. No sólo son de estrategia, también de tiempos políticos y de nombres. En el fondo está la posible dimisión del presidente Camps y la situación por la que atraviesa el PP regional. Los dos quieren estar situados en la rampa de salida de una posible renuncia del jefe del Consell y los dos barajan opciones para el relevo.

El presidente de la diputación de Valencia, Alfonso Rus, postula a Vicente Betoret, su mano derecha. Pero Ripoll nunca transigiría con la operación, según fuentes próximas al presidente de la diputación de Alicante. Pese a valorar el consenso que estaría gestionando Rus en torno a la figura del alcalde de Vilamarxant, Ripoll cree que vuelve a ser la hora de sentar en el Palau a un alicantino. Baraja varios nombres, empezando por él mismo.

Tampoco está de acuerdo Ripoll en los tiempos que marca Rus, de quien desconfía profundamente. Detrás de Rus está Rafael Blasco, el todopoderoso portavoz del grupo popular en las Cortes y conseller de Ciudadanía. Y en el PP alicantino entienden que quien ha cobrado especialmente protagonismo como estratega para capear la crisis generada por el caso Gürtel, no deja de ser un puntal indispensable para que el jefe del Consell pueda seguir aguantando.

Ripoll no desea ir al rebufo de Rus a la hora de marcar los plazos. Piensa que al líder de Valencia aún le falta mucho recorrido político y que no puede fijar la estrategia ante una futura crisis del Consell en el caso de que Camps se siente en el banquillo de los acusados y que la dirección nacional les consulte.

Con todo, el principal factor de distanciamiento entre Ripoll y Rus es el malestar del primero con el también alcalde de Xàtiva al sentirse traicionado en el pacto de caballeros que los tres dirigentes provinciales sellaron, a raíz de la crisis provocada por la rebeldía de Ricardo Costa, para marcar las distancias con Camps y llevar el peso de la organización. Lanzaron así un mensaje de tranquilidad a Madrid ante el hipotético desgobierno en el partido y, de paso, sindicaron sus intereses. No tardó Ripoll en sentirse estafado por Rus cuando pudo comprobar que mientras que él ha seguido marcando distancias, el presidente de Valencia se ha prestado a acudir a todos los actos de reafirmación de Camps. Mientras que Ripoll no acudió al comité regional del PP en el que se cerraron filas en torno al presidente cuando el Supremo levantó e archivo de la causa de los trajes, Rus estuvo aplaudiendo en primera filas.

Fabra, el elemento diferencial

Otro factor de disenso entre barones se llama Carlos Fabra. El líder de Castelló, cuyas ramificaciones en la dirección nacional popular, tanto con el aznarismo como con el marianismo, son conocidas, ha retomado sus contactos con los máximos dirigentes nacional y valencianos tras la larga enfermedad que lo postró en un hospital de Madrid. Fabra se enfrenta a un juicio con jurado popular por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal. Y ya aborda las entretelas del partido e influye en las decisiones pese a su reclusión en el domicilio familiar de Madrid.

En su convalecencia ha hablado en numerosas ocasiones con Mariano Rajoy, quien incluso ha llegado a visitarle. Sus relaciones son fluidas. Rajoy aprecia la experiencia de Fabra y tiene en cuenta sus análisis de la situación valenciana.

La toma de contacto de Fabra, aún a medio gas, con la actividad política partidista, ha acabado por torcer las relaciones entre Ripoll y Rus, quienes apenas habían informado al líder provincial de Castelló de sus intereses y sus plazos.

Ripoll apoya a Fabra pero augura medidas

El presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, hizo ayer un gesto de aproximación a Fabra al calificar de "absolutamente injusto" que la instrucción judicial a se haya prolongado durado seis años ya que en este periodo se le ha hecho "daño". Preguntado por la decisión del juez de Nules de transformar en procedimiento para juicio las diligencias abiertas por el caso Fabra, Ripoll lamentó que esta decisión coincida "en un momento en el que la salud física no acompaña" al dirigente del PP, que está de baja por enfermedad. Tras lanzar "un mensaje de apoyo para que salga del problema físico", Ripoll comentó que "por fin" se va a celebrar un juicio. "Por fin sabremos lo que ocurre y en base a las decisiones judiciales se tomarán las correspondientes medidas. No sólo las judiciales sino las políticas que puedan acompañar a las judiciales", advirtió.