¿No será usted el único político socialista jubilado que habla bien de Zapatero?

Hablo bien de mi secretario general, aunque he criticado cosas. La política social ha sido muy buena, igual que la exterior. Donde hemos tenido más problemas ha sido en los estatutos. No sólo había que recurrir el catalán, sino también el andaluz y el valenciano. Muchas cosas de estos dos están próximas a lo que se discute en el catalán respecto a la constitucionalidad.

¿Por qué cree que el Estatuto valenciano se merecía un recurso de inconstitucionalidad?

Porque hay cosas parecidas al catalán. Igual que el andaluz. Eso de quedarse con un cacho de río en algunos estatutos es ridículo, de un paletismo autonómico intolerable.

Al ver la difícil sentencia del Constitucional en el estatuto catalán, ¿siente pena o vergüenza?

Nada de eso. Hay que respetar a los tribunales, aunque las sentencias tarden. Se quiere deslegitimar al Constitucional, pero está perfectamente legitimado para resolver.

¿Montilla es un antisistema?

Hace lo que cree que responde a la opinión mayoritaria de los políticos catalanes. Montilla, al que tengo afecto, me llamó y estuve con él y con Miquel Roca comiendo. Intentó convencerme de un par de temas en los que le dije que no estoy de acuerdo. Ni en la bilateralidad general de las relaciones con el Estado, ni en la obligación de conocer el catalán para los residentes en Cataluña. Le dije que me parecía bien que el catalán fuera vehicular en la enseñanza pero no que fuera obligatorio para los transeúntes de paso por Cataluña, como por ejemplo algunos funcionarios.

¿Zapatero ha perdido su crédito por la ceguera de no ver la que se le venía encima o por mentir?

Nada de eso. Creyó que podíamos salir de la crisis sin una situación tan extrema, que ha sobrevenido. Ha reaccionado bien. La prueba es que pasa lo mismo en Alemania o Gran Bretaña. La reducción de sueldos de funcionarios puede ser acertada o no, pero falta una medida que sea expresión, aunque sólo sea estética, de que la gente con dinero ha de apechugar con la crisis. Haría falta un impuesto para grandes fortunas o reinstaurar impuestos suprimidos.

Vistos los gobiernos de la democracia, ¿la solvencia de los ministros se va degradando o es la política en general?

Hombre, si la preparación es ser universitario o estar avalado por la lucha, en el Gobierno actual hay mucha gente así. Lo que es un error es jubilar pronto a la gente. Lo ha cometido el Gobierno y la oposición, porque estas dos chicas.. La Cospedal es espantosa; la de Valladolid es más equilibrada.

El papel de poli bueno y malo se lo repartían Felipe y Alfonso, por este orden. ¿En la vida real, los papeles están invertidos?

Absolutamente invertidos. Alfonso es una persona extraordinaria. Felipe también, pero era más cascarrabias y complicado. Ahora es un gran político apreciado universalmente. Las cosas se rehabilitan con el tiempo; creo que pasará también con Zapatero. Pero Alfonso tiene mucha categoría. Siempre recordaré que cuando murió mi padre no se separó de mí hasta que lo enterramos. No soy guerrista pero sí amigo de Guerra, con quien estuve por su 70 aniversario.

¿No cree que el panorama está para un nuevo mayo del 68?

No lo creo, entre otras cosas gracias a Zapatero y a sus medidas sociales. Una situación de cuatro millones de parados sin apoyo social habría sido explosiva. Ahora hace falta que den un paso adelante los poderosos para aceptar sacrificos y contribuir a la salida de la crisis.

¿El Estado autonómico se está revelando excesivamente caro?

Lo que es un exceso son las últimas reformas. El Estado de las autonomías no permite posiciones separatistas. La única nación soberana es España, pero es tonto pelear para que no se ponga lo de nación en algunos estatutos. Está claro que hay naciones culturales.

Los políticos se están bajando el sueldo, ¿cobran mucho para lo que rinden o cobran poco?

Son salarios correctos. Más modestos que muchos de la empresa privada. El sueldo del señor presidente del Gobierno es discreto.

Pues Camps, con 67.600 euros.

Entonces no es el reproche que se le puede hacer al señor Camps.

¿Ya entiende lo de los trajes?

No, ese es otro tema.

Si fuera Rajoy, ¿le pediría a Camps que dimitiera por Gürtel?

Es un asunto complicado, pero como jurista siempre defiendo la presunción de inocencia. Lo que es penoso es que se tomen decisiones injustas como inculpar al juez Garzón por prevaricación...

¿Qué le parece el defenderse cuestionando a jueces y fiscales?

Me parece fatal esa defensa «trillista», aunque los jueces y los fiscales no son intocables. Sus resoluciones son criticables.

En su época de presidente del Congreso (1982 a 1986), ¿qué regalos se hacían a los políticos?

Mi único regalo a los diputados fue una paloma de cerámica de un ceramista de Valladolid.

¿Recuerda el regalo más caro que ha recibido?

Una construcción de madera que me regalaron los reyes de Siam.

Tampoco eran contratistas...

No he estado en ningún consejo de administración. Y mi puesto de Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas de Terrorismo fue «gratis et amore».

Constitución y terrorismo

¿No es una condena la losa de responsabilidad de ser padre de la Constitución?

Es un honor. Lo que soy es profesor universitario. Y ex presidente del Congreso y Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, que el PP aprovechó para atacarme. Ver una manifestación de 200.000 personas pidiendo mi dimisión...

¿Ha sido la etapa más dura?

Fue incomprensible, pero hicimos tanto... Más de la mitad de las víctimas de ETA estaban sin indemnizar.

¿Donde hay más egos «flatulentos», en la política o en la universidad?

Por ahí anda... Un profesor universitario ejemplar es aquel que es sencillo y normal. Los que practican el «mecachis que guapo soy» no me gustan nada.