Josep Vicent Boira, geógrafo de la Universitat de València, insiste en que la fractura de las escalas tradicionales de poder obliga a repensar una nueva organización del territorio; un nuevo mapa para la Comunitat Valenciana.

Aunque también reivindica la creación de 5 o 6 grandes "veguerías" como estructura intermedia entre el municipio y la provincia, Boira se centra aquí en la reordenación de los municipios.

¿Es necesaria la reestructuración territorial?

Las dos asignaturas pendientes de la ordenación territorial valenciana son las diputaciones y los municipios. Estos dos instrumentos de ordenación territorial son herencia del Estado liberal del siglo XIX y todavía los mantenemos. Es como afrontar una guerra moderna con caballería. Por ello, ha llegado el momento de acometer una reordenación del territorio ajustada a los parámetros de la actual Comunitat Valenciana.

¿Cómo debería hacerse?

Primero habría que ir hacia la mancomunidad de servicios de los municipios próximos entre sí. Éste sería un primer paso para caminar, después, hacia procesos más profundos de fusión o agregación de municipios.

¿Hay algún límite en el proceso?

No hay que eliminar nombres de pueblos ni borrar identidades locales, y menos todavía con una imposición manu militari al estilo napoleónico. La gente puede seguir pensando que es de Manuel o de l'Ènova y emocionarse cuando habla de su mare de Déu o de su historia local. Pero al mismo tiempo, que compartan estructuras mancomunadas.

¿Qué tipo de pueblos responde mejor a ese perfil?

Habría dos zonas candidatas a protagonizar estos movimientos de mancomunar servicios y caminar hacia la fusión. Por un lado, los municipios pequeños del interior. Por otro lado, los municipios metropolitanos que están pegados unos a otros y donde las diferencias territoriales y paisajísticas prácticamente se han borrado.