A la cabeza de España en fracaso escolar en Secundaria (39,7%) y a la cola del país en el nivel académico de cuarto de Primaria. Estos son los síntomas del enfermo, el sistema educativo valenciano. ¿Qué remedios aplicarle? Los principales sindicatos y federaciones educativas de la Comunitat Valenciana coincidieron ayer en señalar al agente patógeno que ha causado el mal, «la Conselleria de Educación» según ellos, y en diagnosticar los dos principales focos de la enfermedad: «la falta de reciclaje del profesorado valenciano y de su método pedagógico», y la actitud de una conselleria que «ha roto el consenso de la comunidad educativa» y ha hecho del «enfrentamiento con el ministerio» su bande­­ra política.

Obviando las peticiones de dimisión del PSPV, el conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, ayer prefirió ver en el último diagnóstico estatal la prueba de una metástasis generalizada que afecta a todo el sistema educativo español y no sólo a su rama valenciana. Por ello, porque «no estamos satisfechos con los resultados», dijo el conseller, «hay que reformar en profundidad el sistema educativo y el sistema pedagógico que nació con la Logse en los años 90 y se perpetuó con la actual LOE». «Hay que cambiar el modelo educativo español, la ley básica —añadió—, porque ésta es una nueva prueba de que el sistema no funciona o funciona indebidamente a todos los niveles y en todas las comunidades». Ni una palabra de autocrítica por ser la última comunidad autónoma en el ranking nacional entre los alumnos de cuarto de Primaria.

Las críticas llegaron desde otros frentes. El coordinador de política educativa del Sindicat de Treballadors de l´Ensenyament del País Valencià (Stepv), Albert Sansano, identificó dos grandes causas que explicarían el atraso valenciano. Primero, «la obsesión del Consell por desmarcarse del Gobierno central le ha llevado a no adaptar el currículo valenciano al modelo de competencias básicas que ha establecido el ministerio». Y segundo y más preocupante, que «el gobierno valenciano no ha hecho esfuerzos para formar y reciclar al profesorado para que se adaptase mejor a las competencias básicas. Hace falta una metodología diferente: menos teoría y más práctica para el alumno, y no llenarle la cabeza de contenidos y conocimientos, sino enseñarle a que sepa usar aquello que aprende», añade Sansano.

Falta de escuelas infantiles

En ello insiste María Ángeles Llorente, miembro de la Federació de Moviments de Renovació Pedagògica del País Valencià. «Hace falta una metodología más actual y más centrada en los intereses del alumno. No sólo usar libros de texto, sino también nuevas tecnologías, bibliotecas de aula, y enfrentarles al conocimiento de forma más global», explica Llorente.

En este sentido, arremete contra la negativa del Consell a aceptar los ordenadores portátiles del plan Escuela 2.0 del Gobierno. Y también critica que la Generalitat se haya descolgado del plan estatal para crear escuelas infantiles de 0 a 3 años. «En la Comunitat Valenciana hay muy pocas escuelas infantiles públicas y gratuitas, cuando son un elemento compensador de primer orden y permiten pulir elementos de desigualdad para que los resultados académicos posteriores sean mejores», concluye Llorente, que también reclama más profesores de apoyo, ratios más bajas y una atención más individualizada.

Choque con el Gobierno

Esa política educativa «más volcada en el enfrentamiento con el Gobierno central que en mejorar la educación en el País Valencià», alerta desde Comisiones Obreras Ferran-Vicent Garcia, «desvía la atención y los objetivos». CC OO critica la «falta de consenso con la comunidad educativa» y cómo ello ha cristalizado en el «destrozo del Consell Escolar». Garcia pide a la Conselleria de Educación «que haga una evaluación sensata de cómo está el sistema educativo valenciano» y «que ponga los recursos y las políticas necesarias para mejorar los puntos débiles».

Por su parte, el presidente de Escola Valenciana, Diego Gómez, lamenta el «fracaso escolar» valenciano evidenciado en el último test nacional realizado a 28.000 alumnos de España, cuyos resultados demuestran «la necesidad de más recursos educativos, un plan de choque y una política educativa que mejore la formación permanente del profesorado, más allá de los Cefire». Todo ello, afirmó, «con un consenso previo necesario».