El apagón de farolas puesto en marcha por el Ayuntamiento de Valencia para ahorrar energía ha propiciado que desde el cap i casal puedan distinguirse astros que antes era imposible contemplar. Así lo afirmó ayer la Asociación Valenciana de Astronomía (AVA). Según asegura el presidente del colectivo, Jordi Centelles, "ahora podemos llegar a vislumbrar estrellas de tercera magnitud e incluso algo más débiles, cuando antes apenas se percibían las de segunda magnitud". Además, añadió, "ya no será necesario desplazarse a más de cien kilómetros de la capital para disfrutar de un buen cielo estrellado o poder ver la Vía Láctea".

La Asociación Valenciana de Astronomía se congratuló de la decisión de Rita Barberá de reducir el alumbrado público apagando una de cada dos farolas por la noche. La medida se ha podido percibir durante el pasado fin de semana durante una de las salidas de observación astronómica que han realizado los miembros de la asociación por los alrededores de la capital. Según indicó su presidente, "se ha podido comprobar cómo ha disminuido sensiblemente la contaminación lumínica que antes inundaba el cielo nocturno y que aparecía como un gran halo de luz amarillenta sobre la ciudad de Valencia, y que se podía llegar a ver perfectamente desde la localidad de Aras de los Olmos, a 120 kilómetros de la capital del Turia, donde AVA posee su observatorio astronómico".

Los aficionados valencianos a la astronomía van más lejos y consideran que, ya que la actual iluminación "sigue siendo más que suficiente para alumbrar correctamente las calles y mantener un nivel de seguridad adecuado", no habría motivo para no mantener este nivel de iluminación una vez se supere la crisis económica. "La Asociación Valenciana de Astronomía siempre ha defendido la necesidad de proteger la calidad del cielo nocturno, ya que se se trata de un bien cultural universal que debe preservarse para disfrute de todos los ciudadanos, y por ello debería ser considerado Patrimonio de la Humanidad".

Según agrega AVA, la contemplación de un cielo oscuro, limpio y lleno de estrellas constituye un espectáculo fascinante "al que todos tenemos derecho, pero cada vez resulta más difícil por la excesiva iluminación presente en la mayoría de ciudades". Un alumbrado adecuado y racional, sin excesos, que no desperdicie energía innecesariamente enviando luz hacia arriba, es la solución idónea que permite una correcta iluminación de la vía pública sin perjudicar la visión de la bóveda celeste. Por ello instan a mantener indefinidamente esta reducción de luz artificial para seguir disfrutando de un cielo oscuro y estrellado.

Otro tipo de farolas

En opinión del colectivo de astronomía, "el siguiente paso lógico que debería seguir el Ayuntamiento (y no sólo el de Valencia) sería la sustitución de las farolas de globo -muy contaminantes lumínicamente- y todavía presentes en nuestras calles, por otras más eficientes, con pantallas que dirijan la luz hacia abajo, como las usadas en autovías y carreteras".