La titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Xàtiva (Valencia) ha decidido absolver al presidente de la Diputación de la ciudad, Alfonso Rus, de una falta de amenazas e injurias, al no considerar ofendidos al Sindicat de Treballadors i Treballadores de l'Ensenyament del País Valencià (STEPV-Iv)

y Escola Valenciana --los denunciantes--, y al calificar de "adorno" o "exceso" verbal la expresión de "vamos a rematarlos".

En primer lugar, la magistrada considera probado en la sentencia --cuyo fallo se dio ayer a conocer y hoy se ha hecho pública la resolución--, que el día 25 de abril de 2009, Rus, durante la precampaña electoral de las elecciones europeas del 7 de junio, ante un numeroso grupo de personas, pronunció un discurso en el que manifestó, textualmente: "esos, esos que dicen 'aleshores', 'gairebé', no sé lo que quiere decir, pero son unos 'gilipollas', esos que quisieron ponernos a nosotros con la cabeza boca abajo, no vamos a darles el gusto, vamos a rematarlos, vamos a rematarlos".

En base a estas afirmaciones, denunciadas por STEPV y por Escola, es decir, la de "gilipollas" y "vamos a rematarlos", contempla que no pueden calificarse como "necesarias" para la exposición de ideas u opiniones. Puesto que, respecto a la primera expresión, dice que "a nadie se le escapa que en sí misma y sin necesidad de interpretación alguna es objetivamente hiriente e insultante".

Así, la jueza recoge que "gilipollas" no significa otra cosa, conforme al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que llamarles "tontos o lelos", afirma. De esta manera, considera que esta palabra es "absolutamente innecesaria y superflua a la hora de expresar opiniones, gozando la lengua castellana, así como la valenciana, de innumerables recursos lingüísticos al objeto de exponer ideas u opiniones, incluida la crítica a comportamientos ajenos, sin necesidad de tener que recurrir al insulto zafio, tosco y vulgar".

Al preguntarse si esta expresión podía considerarse como una falta de injurias, concluye que sí, pero no la toma en consideración al estimar que hacía referencia a tres profesores no identificados en esta causa, y no al STEPV o a los demás denunciantes.

Explica que la audición de Rus confirma que su objetivo en su discurso era un grupo de profesores concreto, que acota por determinados datos: aquéllos que se manifestaron días antes frente a la Diputación en desacuerdo con el plan 'Bolonia'. Esto tiene como consecuencia, según la jueza, "excluir a los profesores" representados por Escola como sujetos ofendidos, en la medida en que todos y cada uno de ellos manifestaron no haber sido partícipes de ninguna manifestación ante la Diputación.

Este argumento lo extiende respecto del STEPV, porque de la prueba practicada "no ha quedado acreditado que el colectivo de profesores que se manifestó ante la Diputación en contra del plan fueran afiliados o simpatizantes del sindicato actuante, o que dicha manifestación fuera convocada o secundada por dicho sindicato".

"EN UN DISCURSO"

Respecto a la falta de amenazas, la jueza la desestima porque la expresión se profirió en el transcurso de un discurso de contenido político, en el marco de una precampaña electoral, cuyo contenido básicamente consistió en ensalzar las virtudes de la política del PP y la crítica al oponente.

Dentro de este discurso, la magistrada explica que Rus dedicó unas palabras a criticar a aquellos que defienden una política lingüística diferente de la línea marcada por el partido político al que pertenece, y asegura que es precisamente en este ámbito, en el de la crítica política, en el que dice que "...no vamos a darles el gusto, vamos a rematarlos".

Por ello, considera que esta expresión, en su contexto, "debe calificarse como un adorno o exceso verbal dirigido a reforzar el contenido total del discurso; no es más que una advertencia política relacionada con el proceso electoral que iba a tener lugar en breve".

Es más, contempla que todos los denunciantes manifestaron sentirse ofendidos por las expresiones denunciadas pero "no intimidados o amedrentados", a excepción del representante del sindicato STEPV, quien manifestó su temor, dado que dichas palabras suponían "colocarlos en la diana", lo que supone implícitamente un reconocimiento de que "la realización de la conducta no depende de la voluntad del denunciado", contempla.