"¿Cuál es el pico más elevado de la Comunitat Valenciana? ¿En qué sierra se encuentra?" A preguntas como esta ha tenido que responder este curso Jorge Lozano, un niño de 10 años de Paterna que estudia cuarto de Primaria en un colegio concertado de este municipio de l'Horta Nord.

Como a muchos alumnos de su edad, le faltan horas al día. La mayoría realizan alguna actividad extraescolar que les resta tiempo de estudio o deberes. Natación, música, karate, danza, fútbol, dibujo... En su caso su pasión es el baloncesto. Juega en el equipo benjamín del Godella, donde entrena tres veces a la semana.

Raquel Guillem, su madre, explica que "a estas edades son pocos los niños que no hacen una actividad u otra, lo que complica mucho los estudios pues esos días no les queda tiempo para nada". Así, por ejemplo, antes de que junio diera un respiro al horario escolar, su jornada "laboral" era tan estresante como la de cualquier adulto.

A las ocho suena el despertador, desayuna leche con cereales y "corriendo al colegio -entra a las 9.30 horas-, se queda al comedor, a las cinco sale, merienda en el coche camino del baloncesto, y no volvemos a casa hasta pasadas las siete y media, ducha, cena y ...¡plof!".

Entonces, ¿por qué hacer actividades escolares? Raquel no duda ni un momento: "es bueno que hagan algo que les guste, en el caso de Jorge su ilusión es el deporte, y eso me sirve para motivarle en sus estudios". Cuenta que a ella, en este primer año que su hijo juega al baloncesto, le ha ayudado bastante condicionar el aliciente de los partidos del sábado por la mañana a la realización previa de los deberes.

Videoconsola, sólo fin de semana

Muchos padres ven también en estas actividades extraescolares una alternativa de ocio para que sus hijos no se queden enganchados a la videoconsola, presente en el 35% de los hogares de la Comunitat Valenciana, o a la televisión. En el caso de nuestro joven protagonista la idea funciona, pues entre semana apenas tiene tiempo para emular a su ídolo, Pau Gasol, en la "PSP".

En este último año del segundo ciclo de Primaria, en el que ya empiezan a ponerse los estudios cuesta arriba, la ascensión le ha ido bien a Jorge. A la espera de la recogida de notas de la próxima semana, las calificaciones del segundo trimestre auguran un buen final: "Bien" en tres de las llamadas asignaturas instrumentales (Matemáticas, Lengua y Valenciano) y en Educación Artística; "Notable" en Inglés y "Coneixement del Medi" y, en Educación Física, que es la que más le gusta, "Sobresaliente".

Echando la vista atrás, Jorge relata que las asignaturas que más le han costado son "Lengua, donde sólo dos o tres de clase van muy bien, y Matemáticas". Raquel tercia para indicar que esta última es "la que más se le atraganta a la gente". En el caso de su hijo, la principal dificultad ha estado "razonar la resolución de los problemas". "Pienso que, por lo general, a los niños de ahora, no les gusta pensar, quieren las cosas muy fáciles", lamenta.

Una de las principales herramientas de lucha contra el fracaso escolar es que los padres se impliquen en la educación de sus hijos, que entiendan que ésta no acaba ni empieza cuando suena el timbre de la escuela. Jorge cuenta con este pilar básico. Así, su madre le ha enseñado a que cuando se enfrente al enunciado de un problema "haga un esquema con los pasos a seguir que le ayude a escoger las operaciones adecuadas, con lo que ha mejorado bastante".

Este curso, Raquel, también ha notado que han hecho mucho hincapié en el cálculo matemático, "han trabajado bastante las tablas de multiplicar, con el fin de que las dominaran y adquiriesen agilidad a la hora de hacer operaciones".

Los tiempos de los verbos

En cuanto a Lengua, Jorge cuenta que al principio le costó "mucho aprender las conjugaciones de los verbos, pero ahora ya lo llevo bien". También explica que ha aprendido a identificar las partes de la oración (sujeto, verbo, predicado). Por otro lado, añade que en Valenciano ha sido la acentuación lo que ha visto más difícil.

Para ambas asignaturas, como también para el resto, es clave leer, Raquel lo sabe, e intenta que sus hijos -el hermano mayor de Jorge está en Educación Secundaria Obligatoria (ESO)- lean todos los días "un poco antes de dormir".

"Coneixement del Medi", que se imparte en valenciano incluso en la línea de castellano en la que estudia Jorge, también tiene sus complicaciones. Su madre opina que "todo está muy condensado, se intentan dar muchas cosas y se hace pesada". El chaval interviene y relata que lo que más le ha gustado de esta materia, ha sido el tema de "las edades de la historia".

Hacerle las cosas más próximas

Tal vez a esto haya contribuido el esfuerzo de Raquel por acercarle estos conceptos abstractos. "Intento que razone las cosas, porque lo que se aprende de memoria se olvida pronto. Por ello, trato de hacérselas más próximas, explicándoselas con ejemplos de la vida de él, relacionándolas con sus propias vivencias", argumenta.

Hoy es jueves, y el chico no tiene baloncesto con lo que puede salir al parque a jugar con sus amigos. "¿Me puedo ir ya?", pregunta ansioso de que termine el tercer grado al que le está sometiendo Levante-EMV. "¿Has acabado los deberes?", le interpela su madre. Las normas, son las normas.

Jorge sabe, como todos los niños de cuarto, que el techo de la Comunitat Valenciana no es el Penyagolosa, como pensaba el actual conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, en la campaña electoral de 2002, sino los 1.839 metros del pico Calderón, en la sierra de Javalambre.