La Marina Alta tiene ya experiencia en mancomunar servicios (culturales, de servicios sociales y de deportes), pero, además, los pueblos más pequeños también han optado por unirse en mancomunidades para aunar esfuerzos en la promoción turística, la gestión de residuos o el mantenimiento de vías rurales. Ese es el caso de las mancomunidades de la Rectoria o la Vall del Pop.

El municipio de más población con diferencia de la Vall del Pop es Benissa (15.254 habitantes). Su alcalde, Juan Bautista Roselló subraya que su ayuntamiento está apoyando al resto de pueblos en la promoción turística y ofrece asesoramiento técnico en la gestión de la recogida de basura. Además, la piscina climatizada de Benissa, aunque de gestión municipal, se puso en marcha para dar servicio a los otros pueblos de la Vall del Pop.

Frente a esa visión positiva de una mancomunidad liderada por un pueblo grande, el alcalde de la Vall de Gallinera, Francesc Miquel Cortell, también del PP, expone otra bien distinta. Su municipio ha abandonado la mancomunidad de servicios sociales y turismo de Pego, les Valls y Atzúvia. Advierte de que Pego (11.133 habitantes) tenía más peso en las decisiones y, finalmente, imponía sus intereses. "Ahora estamos en la Mancomunitat El Xarpolar con municipios de la comarca del Comptat. El de mayor población es Beniarrés (1.335 habitantes). Somos totos pueblos pequeños y compartimos servicios y optimizamos nuestros recursos desde la igualdad".

Mancomunar servicios es una opción, pero ningún municipio, ni siquiera los que todavía no lo son, pues están inmersos en un proceso de segregación, quiere renunciar a su autonomía. Es el caso de la Xara, una entidad local menor de Dénia que aspira a convertirse en pueblo. Su alcalde, Josep Fornés, asegura que está "a la espera de que Dénia nos facilite el padrón tributario para saber nuestras posibilidades económicas como pueblo", indicó Fornés, convencido de que "tener más competencias nos aportará más ingresos".