"El cargo le viene grande"."Lo tienen como a un corderito, entre algodones, sin tocar la realidad". Son algunos de los comentarios que se escuchan dentro del clero mallorquín en relación a su obispo, el valenciano Jesús Murgui, que desde hace casi seis años está al frente de la diócesis de Mallorca.

Obispo auxiliar de Valencia a la sombra de Agustín García-Gasco, Murgui parece no integrarse en la isla, donde recientemente ha dimitido el número tres de la curia de la Iglesia mallorquina, el canónigo Joan Darder, por "falta de comunicación" con el obispo.

De hecho Darder en una entrevista en el Diario de Mallorca muestra su añoranza por el antecesor de Murgui, Teodor Úbeda, también valenciano y con fama de progresista, quien había calado hondo en el clero y la sociedad mallorquina.

Darder señala que Úbeda "está más valorado desde que falta" y al ser preguntado sobre si Murgui es el obispo adecuado para Mallorca apunta "si él mismo dice que no nos entiende...(...)Es el obispo de Mallorca, no de Valencia. Nosotros no cambiaremos de lengua ni de costumbres". Estas palabras traen a la memoria la puesta en escena de su primera eucaristía en la catedral palmesana en la que los rasgos de la ideología del obispo valenciano confirmaron los malos augurios de los sectores mallorquinistas, clero incluido, que siempre se sintieron más próximos a Úbeda. En aquel acto estuvo rodeado de cardenales-arzobispos como Antonio María Rouco Varela o Agustín García Gasco y pronunció su primera homilía en castellano y catalán.

El canónigo dimisionario, Joan Arder, critica que "en seis años el obispo ha tenido oportunidad para entendernos, pero sigue hablando valenciano, en lugar de catalán de Mallorca. Es una indelicadeza". Asimismo, su aislamiento queda patente en el hecho de que hasta hoy no ha concedido ninguna entrevista a un medico de comunicación local.

Desatención en la diócesis

La queja más extendida en la iglesia mallorquina es que la diócesis funciona con más atonía que nunca y que el clero está muy desatendido. Asimismo, el prelado se ha ganado la enemistad de muchos párrocos. Cuesta encontrar a un presbítero mallorquín que no sonría sarcásticamente al preguntarle su opinión sobre el obispo. Las frases más repetidas son: "don Jesús es un buen hombre", "muy buena persona", "alguien que reza mucho". Otros comentarios llevan carga venenosa: "Sería muy buen párroco". A Murgui no le falta formación, pues cuenta con un doctorado en Teología en la Pontificia Universidad de Salamanca. Sin embargo, al clero mallorquín lo que le disgusta es que según señalan Murgui ha hecho dejadez de sus funciones en manos del vicario general, Lluc Riera y su camarilla, de quienes se dice que "son los amos de todo". Cuando un sacerdote pide cita para hablar con Murgui "siempre encuentra un bulldog delante", dicen.

Murgui y el carácter mallorquín

En un reciente encuentro con los sacerdotes de la isla, las voces consultadas coincidían en los lamentos lanzados por Murgui hacia los mallorquines. Dijo en esa reunión que no llega a entender el carácter isleño y se quejó amargamente de no conocer la verdadera cara de la gente, que le digan una cosa y luego a sus espaldas comenten otra.

El mismo Joan Darder confirma que existe el rumor en la isla desde hace tiempo que apunta a que el obispo quiere dejar su cargo en Mallorca.