? La Generalitat proyecta una nueva estrategia para lograr el apoyo de la Comisión Europea al trasvase del Ebro. Tanto el president, Francisco Camps, como el conseller de Medio Ambiente, Agua y Urbanismo, Juan Cotino, han visto la luz y la oportunidad en los estudios que realiza el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) y quieren convencer a Europa, con el aval de este prestigiado organismo, de que es necesario un trasvase para mantener inalterado el ciclo de lluvias - tormentas veraniegas-- y para conseguir que la vegetación sea realmente un sumidero de Co2, el gas que está detrás del cambio climático.

Además, si Europa pregunta, que lo hará, ¿agua para qué?, cuando las necesidades hídricas están más o menos resueltas, o ¿para quién?, la respuesta podría no gustar. De hecho, la "doctrina" europea actual es la de que cada región debe resolver las limitaciones hídricas a su desarrollo con sus propios recursos o pagando por ello.

El CEAM sostiene que los cambios de uso de suelo y la desaparición de la vegetación en las planas litorales y los primeros piedemonte son los responsables de la alarmante disminución del número, intensidad y precipitación aprovechable de las tormentas veraniegas. Según este organismo, este descenso resulta "dramático" en el territorio valenciano, ya que estas tormentas representan el 25% del total de la precipitación. Además ha demostrado que en el Mediterráneo, la falta de humedad hace que los bosques no lleguen a "secuestrar" suficiente CO2.

Millán Millán, director del CEAM y uno de los 13 miembros del selecto grupo asesor de la Comisión Europea en Cambio Climático y Ecosistemas, ha logrado convencer a Europa de que "el caso valenciano" es extrapolable a todo el área Mediterránea y que "invertir" en vegetación es invertir en disponibilidad de recursos hídricos y un arma de primer orden contra el cambio climático.

Camps y Cotino hacen suya la idea hace falta mantener un franja de 30 kilómetros de vegetación para que se siguan generando tormentas y eso solo es posible con aportes externos de agua procedentes de un trasvase del Ebro que el Gobierno de España rechaza, pero que Europa podría financiar con este argumento si un gobierno central del PP lo reivindica.

Claro que este reivindicación se hurta a la Comisión Europea información básica: el cambio de uso de suelo-árboles por hormigón- es consecuencia en parte de las políticas urbanísticas desarrolladas en los últimos años por la misma Generalitat que ahora pide más árboles, y por la crisis agrícola que ha reducido la superficie cultivada por los cítricos.

No obstante, fuentes próximas a la Comisión Europea dijeron que el "argumento medioambiental" sobre el ciclo hidráulico, unido al de la necesidad de disponer de grandes zonas de arbolado como sumidero de CO2 "forman parte de la próxima agenda de la Unión y van a recibir una notable inyección de fondos en los próximos años".