Guillermo García vive en Rafelbunyol y tiene a su mujer enferma de fibromialgia desde hace años. Su sueño es que ella pueda consumir cannabis con fines terapéuticos pero para que eso sea una realidad palpable, primero tiene que superar una multitud de obstáculos burocráticos.

El primero de ellos ya es historia. Ayer García anunció que la Conselleria de Justicia ha admitido la inscripción de su organización, la Associació Médico Cultural Cànem Rafelbunyol, en el Registro de Asociaciones de la Comunitat Valenciana.

Fuentes de la Conselleria consultadas por Levante-EMV aseveraron que si los fines de la asociación son legítimos, ellos no pueden denegarles la inscripción. Según García, los fines de su entidad son legítimos y se ajustan a la legislación vigente.

Uno de esos fines es el de «realizar cultivos con fines terapéuticos en el circuito cerrado para satisfacer a los socios, enfermos o lúdicos, que no pueden crearse un auto-cultivo». Fuentes cercanas a García consultadas por este periódico aseguraron que el fin de la asociación de Rafelbunyol es sólo terapéutico y no lúdico.

Una vez inscrita, comienza el verdadero trabajo duro. Guillermo García deberá convencer a la Agencia Española del Medicamento (AEM), que es la que otorga las autorizaciones para el cultivo de la marihuana, y que deniega más de 95 por ciento de las solicitudes recibidas. Para conseguirlo, García deberá realizar un minucioso proyecto explicativo que será estudiado con lupa por la AEM.

En Alicante sí que se cultiva legalmente

Alacannabis es la asociación alicantina que fue pionera en el auto-cultivo de cannabis para su distribución. Según explicaron los socios de THC, una asociación similar con sede en Valencia pero que no cultiva, la alicantina lo tuvo más sencillo porque las autoridades de esa zona son mucho más comprensivas con este tema, sin embargo «en Valencia el Ayuntamiento jamás daría un permiso para poder cultivar aunque la Agencia Española del Medicamento diera su permiso». Ese extremo parece que no afecta a la asociación de Guillermo García que, pese a no tener el permiso, ya ha avisado tanto a la Policía Local como a la Guardia Civil para no tener problemas. Ahora sólo falta que le den el permiso para tener «su jardín de la alegría». L. o. valencia