Las vacunas de la gripe A tienen los días contados. El Ministerio de Sanidad ha ordenado retirar todas las unidades disponibles en las comunidades autónomas para proceder, con toda probabilidad, a su destrucción en los próximos meses, según confirmaron a Levante-EMV fuentes del departamento que dirige la ministra Trinidad Jiménez.

Se estima que de los nueve millones de dosis que a mediados de otoño se pusieron a disposición de los diferentes ejecutivos autonómicos para iniciar la campaña de vacunación, solo se administraron dos millones a los ciudadanos, por lo que en la actualidad hay un excedente de siete millones en todo el pais que ya han comenzado a ser recogidas por la Federación Española de Distribución Farmacéutica (Fedifar), que se encargó de su distribución en otoño.

Para su óptima conservación las vacunas deben mantenerse en cámaras frigoríficas entre los 2º y 8º de temperatura.

La Conselleria de Sanidad solicitó hace un año al ministerio, que se responsabilizó de centralizar la compra, un millón de dosis para abastecer a toda la población, aunque con el paso del tiempo se observó que la campaña estaba siendo un estrepitoso fracaso, ya que la vacuna apenas se administró a 250.000 personas.

En manos de la OMS

Tras varias declaraciones oficiales, la pasada primavera, de que las vacunas sobrantes se reutilizarían para la próxima temporada, al tener un plazo de caducidad largo, la Organización Mundial de la Salud que, primero activó la pandemia y posteriormente pilotó la campaña de vacunación que quedó desacreditada tras darse a conocer que algunos de sus máximos dirigentes tenían intereses en los laboratorios encargados de su fabricación, ahora, la destrucción de millones de vacunas de la gripe A en el mundo vuelve a depender de la estrategia de vacunación que decida esta entidad internacional para este invierno.

De tal modo, y como es bastante previsible, si se opta por una única vacuna que contenga el virus de la gripe A y las dos cepas del virus de la gripe estacional -que ya se denomina vacuna trivalente-, el Ministerio de Sanidad tendrá que ordenar la destrucción de los siete millones de dosis sobrantes que se realizará por el procedimiento habitual, esto es, los propios laboratorios que las fabricaron serán los que ahora se encarguen de su eliminación.

La medida solo beneficiará a las arcas de las multinacionales farmacéuticas que sintetizaron las vacunas, luego las fulminaron y ahora volverán a fabricar unas nuevas para el próximo invierno.

La Comunitat Valenciana, que tendrá que abonar al ministerio el coste del pedido, perderá en esta operación de salud pública 5.250.000 euros, ya que el precio de la dosis era de 7 euros.