Aunque su futuro judicial y político siga en el limbo, el alma de Francisco Camps ya ha quedado libre de pecado. Más exactamente: el presidente de la Generalitat ha recibido una indulgencia plenaria de la pena temporal que, como católico confeso, mantenía ante Dios por todos sus pecados. La indulgencia completa la ha recibido gracias a su visita a la catedral de Santiago de Compostela, el viernes, en pleno Año Jubilar. Así lo establece el catolicismo desde el siglo XII: para conseguir la bula jubilar o ganar el Jubileo y liberarse de pecado, hay que visitar la catedral compostelana en Año Santo (hay sólo 14 en un siglo); rezar allí al menos una oración y pedir por las intenciones del Papa; y comulgar y confesarse ocho días antes u ocho días después de la visita. Excepto la confesión -que se le puede presuponer-, a Camps se le vio cumplir todos los requisitos para ganar el Jubileo en la Misa del Peregrino del viernes. El president ya ha quedado, a ojos de la Iglesia, libre de pecado.

Hay más. Según explica en referencia a Camps el deán honorario de la catedral de Santiago, Jesús Precedo, "si muriera y su alma tuviera que purgar lejos de Dios por alguna deuda, en virtud de la indulgencia plenaria ahora recibida le quedarían perdonados todos los pecados", explica a este diario, a sus 85 años, este referente de la catedral compostelana. Es importante que el presidente del PP haya ganado el Jubileo este año, pues -como subraya el deán honorario de la catedral compostelana- "hasta el año 2021 ya no habrá otro Año Santo".

Ahora bien: no hay que olvidar que, para recibir el ego te absolvo de un sacerdote que lo reconcilie con Dios de forma plena tras su visita a Santiago, cualquier penitente ha de "rechazar los pecados cometidos" y "tener propósito de enmienda". Así lo establece el Código de Derecho Canónico, que además estipula que "el fiel está obligado a confesar según su especie y número todos los pecados graves cometidos después del bautismo" y aún no perdonados directamente por la Iglesia ni acusados en confesión individual.

Desligado del Camino de Santiago

Cabe destacar que el Jubileo no está vinculado directamente con el Camino de Santiago. La recompensa tangible a los peregrinos del Camino de Santiago es La Compostela, que se concede en nombre del cabildo catedralicio a los peregrinos que acrediten haber recorrido a pie al menos los últimos 100 kilómetros del camino, o los últimos 200 kilómetros en bicicleta. Camps no se ganó la Compostela, pues sólo recorrió cinco kilómetros del camino. En cambio, sí que purificó su alma cristiana.

Un privilegio del s. XII instituido por Calixto II

El Año Santo Jacobeo Compostelano es celebrado cuando la festividad de Santiago el Mayor, que se celebra el 25 de julio, cae domingo. Esto sucede cada 11, 6, 5 y 6 años. Es decir, 14 veces en un siglo. Aunque el jubileo compostelano fue establecido por el Papa Calixto II en el año 1122, fue Alejandro III quien declaró perpetuo el privilegio de Santiago y lo equiparó a los de Roma y Jerusalén. En contra de la creencia habitual, para ganar el Jubileo no es necesario abrazar al apóstol Santiago (como sí hizo Camps) ni cruzar la Puerta Santa de la catedral -la opuesta a la plaza del Obradoiro-. Ambas prácticas tradicionales, según subraya el deán honorario de la catedral compostelana, se han consolidado "porque detrás del altar mayor había una ventanilla en la que comulgaban aquellos que salían de confesarse". Después de comulgar, "se abrazaban al apóstol Santiago como símbolo de reconciliación con Dios", añade Jesús Precedo. Pero no es necesario. p. c. valencia