Un año más, y ya van quince, los barracones volverán a poblar el paisaje educativo de la Comunitat Valenciana. A once días del arranque escolar, la Federación de Treballadors del Ensenyament (FETE) del sindicato UGT prevé que durante el próximo curso 2010-2011 perdurarán en nuestros colegios un total de 848 aulas prefabricadas, que darán cobijo a cerca de 17.000 estudiantes.

Aunque las expectativas mejoran las cifras del ejercicio anterior (1.028 bloques, 18.000 alumnos), son totalmente "insuficientes" para Guillermo Marti, secretario general de FETE-UGT, "este año se han inaugurado un total de 50 centros. A este ritmo hablaríamos de la necesidad de articular un plan a cinco años para erradicar todos los barracones. Pero lo cierto es que el ritmo de construcciones va a bajar debido a muchos factores, como la crisis. Lo más fácil es que nuestros estudiantes aprendan en aulas prefabricadas durante, al menos, diez años más". Martí apuntó que "en el Consell aún están viviendo de proyectos licitados en años anteriores a la recesión. Ahora el panorama es mucho más negro".

Desvío hacia centros privados

Varios factores definen la supervivencia de este tipo de infraestructuras en nuestro modelo educativo. Entre ellos, destaca el hecho de que la Comunitat Valenciana es una de las pocas regiones españolas que cuenta con el bachiller concertado. Martí cree que "existe una clara intencionalidad política de desvío hacia los centros privados por parte de la administración. Hablamos de un problema que ya se dilata en el tiempo, que llevamos viviendo y sufriendo desde los últimos quince años".

A su vez, el portavoz de FETE-UGT cuantificó el coste del alquiler anual de este tipo de infraestructuras en un cifra englobada en la horquilla entre los 10.000 y los 12.000 euros, por lo que la Generalitat invertirá cerca de 8,5 millones de euros en los barracones durante el próximo curso. A su vez, el representante sindical denunció que "la construcción de un colegio puede durar entre 12 y 16 meses. No son grandes proyectos de ingeniería".

Por último, Guillermo Marti destacó que la permanencia de los barracones ya alcanza a casi todo el mapa escolar valenciano, "prácticamente no hay barrio de nuestras ciudades sin problemas propios de circulación de alumnos. Todos los colegios públicos cuentan con infraestructuras de este tipo, dado el aumento exponencial de población registrado durante los últimos años".