Tudi Torró, la mujer del ex portavoz socialista de la Diputación de Alicante, Antonio Amorós, ha asegurado que su marido «no está imputado» y «no es culpable de nada». En este sentido, indica que «si se demuestra que es culpable de algo, será de haber servido al PSPV y de haber trabajado a tiempo completo, durante casi 30 años, con lealtad» para esta formación política.

Así consta en una carta abierta dirigida por Tudi Torró al secretario general del PSPV, Jorge Alarte, tras la dimisión de Amorós y la petición de Alarte de suspenderlo cautelar de militancia por su presunta implicación en el caso Brugal.

La esposa de Amorós considera que Alarte y la gente como él es «la que está haciéndole el juego al Partido Popular». Del mismo modo, señala que el caso Brugal «es sólo un affaire del PP», puesto que «ellos son los corruptos, ellos son los que están imputados, los que posiblemente han obtenido beneficios personales». Por contra, asegura que Amorós es «uno de los pocos hombres buenos» que existen en el PSPV.

En el escrito, Torró dice al líder del PSPV que, «en parte» gracias a su marido, «está dónde está» puesto que «Antonio siempre ha sido un hombre de partido y ha apostado porque la gente joven tomara las más altas responsabilidades». Sin embargo, entiende que con el actual secretario general del PSPV «se equivocó» ya que, a su juicio, Alarte «no tiene ni las cualidades ni la grandeza que deben primar en un hombre que tiene en sus manos la posibilidad de gobernar un país, nuestro, el valenciano».

Alarte «debe pensar las cosas»

En opinión de Tudi Torró, un hombre con las responsabilidades de Alarte «debe ser inteligente, se debe pensar las cosas, debe ser ecuánime, con la serenidad necesaria para tomar decisiones sin la precipitación que, muchas veces, acompaña a la juventud que no reflexiona, a la gente que sólo piensa por si mismo» y por su «carrera política».

Sin embargo, entiende que el oficio de político «ha desvirtuado» a gente como Alarte que «no está por el bien del pueblo, sino por el bien personal». Para Torró, se trata de personas que «no tienen la categoría intelectual ni personal para ocupar el lugar que ocupan».