Se cumplen este mes de septiembre 150 años de la creación de la fábrica Nolla, en Meliana. Si bien hay quien data su inicio en 1862, en vez de en 1860, cuando su fundador, Miquel Nolla Bruixet, catalán de nacimiento, tomando como referente los mosaicos de la fábrica inglesa Milton, realizó múltiples pruebas y ensayos químicos y mecánicos hasta tener un resultado que fuera un referente singular. Para ello empleó materiales propios del país como el caolín, la arena, las arcillas refractarias, plásticos y fundentes, la tierra pelaire, el óxido de manganeso, etc., llegando a comprar varias minas en la provincia, en las que encontró una piedra con una calidad y un punto de pulverización, color y moldeado y cocciones únicas. Estos productos cerámicos fueron obtenidos a base de pastas de porcelana cocidas a elevadas temperaturas. Situada en la antigua alquería de Los Frailes, está a 500 metros de la población, ocupando una superficie de 19.000 metros cuadrados, constando de dos hornos, talleres, almacén, oficinas y dependencias, y el pequeño palacio, cuyas cuatro fachadas y torre central se hallan revestidas de mosaicos de Nolla; llegó a ocupar el complejo a unos 300 obreros, de los que dos tercios eran mujeres que percibían un jornal de una peseta y los hombres algo más de dos pesetas con 25 céntimos. La fama y aprecio de los productos los llevó por América y Europa, con gran número de premios en las Exposiciones Universales.

La fábrica Nolla fue única en España, siendo visitada por regios e ilustres personajes como el rey Amadeo I de Saboya —que concedió la condecoración de la Gran Cruz de Isabel la Católica, así como el duque de Montpensier, el gran duque de Wladimiro de Rusia, José Echegaray, Selgas, Pereda, Emilio Castelar, Figueroa y Gayarre. Fallecido el fundador, sus hijos, Miguel y Luis, siguieron con la empresa muchos años. A través de una sociedad anónima tuvo continuidad Mosaicos Nolla, la cual fue trasladada al partido La Ermita de la misma localidad, ocupando unas 18 hanegadas, momento en que se innovó la maquinaria, modificándose los hornos que eran de llama invertida en túneles de gas, evitando a los operarios esfuerzos y penosidad. Mosaicos Nolla, en definitiva, ha contribuido a la divulgación de un patrimonio industrial inédito en su momento.