Un millar de personas llegadas de cincuenta paises de todo el mundo debaten entre ayer y hoy los nuevos retos de la familia en cuanto a la educación de sus hijos y analizan posibles fórmulas de implicación del Estado en el sostenimiento del que consideran pilar fundamental de la sociedad.

Se trata del XVIII Congreso Internacional de la Familia, que se celebra en el Palacio de Congresos de Valencia y que en esta edición se fija en ese núcleo social como «escuela de derechos humanos».

Según su director, Ignacio Socías, los padres a menudo se ven desbordados por los comportamiento de sus hijos y se ven impotentes para afrontar situaciones cotidianas como el fracaso académico o la violencia doméstica. Ante esto es difícil ofrecer recetas, pero considera indispensable que los padres sean un referente de «autoridad, no de autoritarismo», y que haya «estabilidad» en el seno familiar.

Y luego pueden resultar útiles las escuelas de padres que organizan en todo el mundo la International Federation for Family Development, que también diseña cursos en Valencia a través de la asociación de orientación familiar PREF. Estos cursos pueden ser el manual que tanto echan en fala los padres actuales, asegura.

En este congreso también se hablará de la necesaria implicación de los gobiernos en el correcto desarrollo de los hijos. El modelo francés es, a juicio de Ignacio Socías, un ejemplo válido para España, donde la implicación del Estado es prácticamente nula, dice.

«El padre que decide tener hijos está aportando un bien social. Si se educan bien serán gente que aporte conocimientos, dinero y que paguen las pensiones, por tanto al que produce un bien social habría que reconocérselo», explica Socías, quien recuerda que en el país vecino «a quien pierde trabajo y oportunidades para cuidar de sus hijos, el Estado se lo premia con un cheque a final de mes».

«Basta de intentar distorsionar lo obvio»

El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, instó ayer durante la apertura del XVIII Congreso Internacional de la Familia que este simposio «tiene que ser una voz que diga: basta de intentar todos los días distorsionar lo que es real, lo que es obvio, lo que son valores que están claros, que definen nuestra forma de ser y comportamiento, que nos asientan sobre un territorio y sobre la sociedad», como la familia, la vida, la libertad o el individuo. Antes del presidente de la Generalitat, intervino Jaime Mayor Oreja, quien acusó a «la crisis de valores» y a los «promotores del relativismo» de «debilitar a la familia como institución» porque «la familia es uno de los principales adversarios de este relativismo social».

Por su parte, Rita Barberá aseguró que la ciudad de Valencia, con este simposio, tiene «una nueva oportunidad de mostrar al mundo que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, la institución insustituible».