Voro Contreras

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En la relación entre el espacio y el tiempo, las administraciones públicas pueden jugar un papel fundamental. Un ejemplo: aseguran que cuando a finales de este año se ponga en marcha el AVE entre Madrid y Valencia, un viajero podrá recorrer en sólo hora y media los 352 kilómetros que separan ambas ciudades. Si el mismo viajero quiere ir en transporte público desde Silla a Torrent, a 12 kilómetros de distancia una localidad de la otra, tardará una hora y veinte minutos utilizando una combinación entre autobús y metro.

Hace unos días, y a través de este mismo periódico, la presidenta de la Mancomunitat de l'Horta Sud y alcaldesa de Aldaia, Empar Navarro, recordaba que los 20 municipios de la comarca están conectados con el "cap i casal" a través de 13 líneas de autobús y tres de ferrocarril; pero los 11 pueblos del Camí Reial no tienen ninguna línea de comunicación con los 9 del Pla de Quart.

Navarro criticaba así la política de la Generalitat en infraestructuras de comunicación en la comarca después de que el conseller Mario Flores presentara el Estudio de Movilidad en el Área Metropolitana de Valencia y se marcara como objetivo para 2020 crecer en el trasporte público para que represente el 40% de los viajes (ahora es el 30%) y reducir un 12% el número de desplazamientos en coche, es decir, quitar unos 200.000 viajes al día.

El ejemplo de mala conexión que representa Silla y Torrent no es, por lo tanto, el único pero sí uno de los más evidentes. Es necesario recomendar el uso del autobús y el metro para mejorar el medio ambiente, la movilidad y la calidad de vida urbana; pero casos como éste sólo ayudan a ser escéptico.

Así, si uno coge el coche para ir de la Rambla de Silla a la Avenida del País Valencià de Torrent -a través la V-31, la CV-33 y la CV-36-, apenas tardará unos 16 minutos, y habrá gastado menos de dos euros en combustible.

Si en cambio -ya sea por conciencia sostenible o porque no tiene carnet de conducir- el viajero quiere utilizar el transporte público, la cosa se complica, pues quiera o no, tendrá que pasar antes por Valencia. Puede ir en tren de cercanías, saliendo de la estación de Silla hasta la del Nord, trayecto que no suele superar los 20 minutos. Después deberá caminar hasta la estación de Colón, y esperar a la llegada del Metro que le dejará en Torrent en otros 20 minutos. Entre unas cosas y otras, unos 50 minutos de trayecto con un desembolso -sin tarjetas ni descuentos- de alrededor de 4,90 euros.

La otra opción es intentando combinar autobús y metro. Así la cosa es aún más complicada. El viajero saldrá de la avenida de Alicante, en Silla, cuidando de no llegar tarde ya que el autobús sólo sale una vez cada hora. Pasará por Beniparrell, Albal, Catarroja, Massanassa, Alfafar y Benetússer. Media hora de camino hasta el término de Valencia, y una vez en la ciudad, 20 minutos hasta la plaza de España.

Allí bajará del autobús, caminará hasta la estación del metro, cogerá el primero que salga hacia Torrent y llegará a la capital de l'Horta Sud tras pasar por Paiporta y Picanya. Habrá tardado una hora y veinte minutos y se habrá gastado 4,10 euros. Si en vez de querer ir a Torrent quiere ir, por ejemplo, a Alaquàs, tardará 1 hora y 26 minutos, y si es a Aldaia 1 hora y 30 minutos.

En coche o andando

En l'Horta Nord la situación no es mucho mejor. También aquí el transporte público se ha planificado de forma radial y no transversal. La línea 5 del metro y la 110 del autobús unen los municipios atravesados por la antigua carretera de Barcelona. La 1 del metro conecta los municipios entre Moncada y Paterna en un máximo de 45 minutos.

Pero, por ejemplo, para ir de la capital comarcal a Alboraia, se tarda 15 minutos en coche y 45 en transporte público, por descontado a través de Valencia. Y de Burjassot a Bonrepòs, los menos de 20 minutos que durá un trayecto en carretera, se convierten en 56 combinando tranvía y autobús. De Massamagrell a Albuixech, seis minutos de coche se convierten en 46... pero andando, ya que no hay ninguna conexión pública entre ambos municipios.

Municipios aislados y proyectos que se repiten en el tiempo

ctualmente, uno de los puntos más débiles de la red de transportes públicos de l'Horta Sud lo constituye el eje que forma la línea de ferrocarril C-3 entre Xirivella, Alaquàs y Aldaia. Históricamente, los vecinos y ayuntamientos de estos tres municipios han denunciado la escasa frecuencia de paso de los trenes, y en el caso de Xirivella con mayor razón ya que el municipio ni siquiera dispone de conexión en metro. Ahora la línea está cortada por las obras del AVE. Eso sí, el Plan de Cercanías proyecta la modernización duplicando y electrificando su recorrido hasta Buñol, pero no su soterramiento, como pedían los vecinos.

Otro ejemplo de aislamiento es Alcàsser, donde el ayuntamiento se vio obligado a fletar un minibús para que sus vecinos pudiesen ir hasta Silla, y de allí dirigirse al resto del mundo.

La conselleria de Infraestructuras presentó el pasado mes de mayo el Plan de Infraestructuras Estratégicas (PIE) 2010-2020, que incluye algunos proyectos con los que la desconexión entre los municipios de l'Horta quedaría más o menos solucionada. Por ejemplo, una red de plataformas para autobuses de circulación rápida y, sobre todo, el Tranvía Orbital y el Metro Ligero de l'Horta Sud. El problema es que estos proyectos ya fueron incluidos en otros planes estratégicos y se anunciaron hace años (en los dos últimos casos, hace casi una década) y aún no se han ejecutado a pesar de lo necesarios que son.