Ante la inminente llegada de la alta velocidad a la ciudad de Valencia, que inaugurará el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, al Partido Popular sólo le queda la estrategia de ver el vaso medio vacío para contrarrestar el rédito electoral que el PSOE pueda obtener de esta esperado evento. El conseller de infraestructuras, Mario Flores, fue el primero en intentar echar un jarro de agua fría sobre el anuncio de que el AVE llegará por fin a Valencia el 18 de diciembre. "No se puede considerar un logro la llegada del AVE a Valencia cuando esta infraestructura se pone en marcha con muchos años de retraso", sentenció el representante del Consell el pasado sábado.

Con la fecha para Valencia concretada en el calendario (el 18 de diciembre de 2010) y la de Alicante prevista para 2012, el PP ha optado por centrar sus críticas en la llegada del AVE a Castelló. "Después de tantos años de retrasos, ¿cuántos más vamos a tener que esperar para que la alta velocidad sea una realidad en toda la Comunitat Valenciana? Cada vez ve más complicado que el AVE alcance la ciudad de Castelló en 2014", apostilló Flores. Una idea que remachaba el domingo el secretario general del PP, Antonio Clemente, quien criticó que los socialistas "alardeen" de la llegada del AVE a Valencia cuando los valencianos "han soportado años de retraso" (que el PP achaca a los socialistas) al tiempo que reivindicaba que "se ponga fecha a la llegada del tren de alta velocidad a Castelló".

En realidad, parte de la responsabilidad del retraso del AVE a la Comunitat Valenciana se debe a decisiones adoptadas durante el Gobierno de Aznar, como admitió el ministro de Fomento entre 1996 y 2000, Rafael Arias Salgado, en una entrevista concedida a Levante-EMV en 2007, con motivo de la llegada del AVE a Málaga y Valladolid. "En 1996 el país estaba desequilibrado hacia el Mediterráneo de forma espectacular, con una crisis brutal en el Cantábrico. Era absolutamente imprescindible crear un mercado peninsular, además del mercado mediterráneo, que tiene conexiones directas en torno a Madrid. Había que poner solución". Y se optó por potenciar el AVE a Valladolid, buscando financiación para la "inversión gigantesca de los túneles de Guadarrama" y finalizar los de Barcelona y Málaga.