Dice la Biblia que "al principio era el verbo, y el verbo estaba en Dios, y el verbo era Dios". En la patria de Jaume I, al principio era el sustantivo, Valencia, y el sustantivo iba seguido del Reino, y todo junto designaba al territorio común de los valencianos. Pero llegó la batalla de símbolos de la Transición y el sustantivo quedó rebajado a adjetivo: de Valencia a Valenciana, con la descafeinada Comunitat por delante. El gentilicio era degradado. Ahora, como si de un epílogo soterrado de aquella Batalla de Valencia se tratase, la práctica habitual ha desterrado cualquier referencia a Valencia del nombre más usual de nuestro territorio. Ahora es "la Comunitat". Al menos, así lo usa la Generalitat de forma mayoritaria en sus comunicados oficiales, según refleja un análisis pormenorizado de sus últimas notas.

En la semana pasada (del lunes 27 al domingo 3), la Generalitat elaboró 195 comunicados. En ellos, omitiendo los nombres de organismos o planes oficiales, aparece 215 veces la denominación "la Comunitat" y en 184 ocasiones se utiliza la "Comunitat Valenciana". Es decir, "la Comunitat" -así, en mayúsculas, como un nombre propio que no existe- copó el 53,9% de las ocasiones en que la Generalitat pretendía definir la autonomía valenciana. Y eso que el Estatut d'Autonomia no contempla esta denominación mutilada.

¿Tiene importancia este cambio no oficial bendecido por la política de hechos consumados? El sociólogo Vicent Flor, autor de una tesis sobre el anticatalanismo en la Comunitat Valenciana, cree que sí y lo atribuye a una estrategia doble. Por un lado, desvalencianizar a la población. Por otro, congraciarse electoralmente con los sectores de Alicante y Castelló sin conciencia valencianista y molestos con la denominación global de "valenciano". Porque, como subraya Flor, ésta es la única autonomía pluriprovincial que tiene una provincia que se llama igual que el conjunto del territorio autonómico (los otros casos son Madrid y Murcia).

El término "la Comunitat", añade Flor, es "una gota malaya que ahonda en el extrañamiento que la propia sociedad valenciana tiene de su cultura y sus tradiciones". "Decir 'la Comunitat', pues, es un paso más allá en este sentido. Además, es un paso lógico en la estrategia antivalencianista disfrazada de anticatalanismo que usa, precisamente, la institución encargada de promover activamente el sentimiento autonomista".

Los datos respaldan la tesis desafectiva que denuncia Flor. El último estudio del CIS pone de relieve que un 18,3% de valencianos preferiría que España fuese "un Estado con un único Gobierno central sin autonomías". Este nivel de centralismo uniformizante sólo es superado por Aragón, Castilla y León, y Madrid. Además, los valencianos son los terceros con mayor sentimiento de españolidad.

Sin referente territorial ni cultural

En este contexto no extraña el proceso onomástico que ha experimentado el territorio conquistado hace 772 años por Jaume I. El sociólogo Rafa Castelló, también profesor de la Universitat de València, lo explica: "El referente identitario es territorial y cultural. En el nombre, el Estatut anuló la reivindicación territorial del colectivo al descartar el término de 'País' o 'Regne' y elegir el de 'Comunitat', que se refiere a un grupo de personas sin espacio territorial. Por ejemplo, comunidad negra o comunidad gitana. Ahora, si quitas el referente cultural del nombre, que nos lo daba el adjetivo de 'Valenciana', ya no queda nada. Hemos desaparecido como colectivo nacional con aspiraciones territoriales y ahora estamos desapareciendo como colectivo diferenciado", asegura Castelló.

En esta misma línea profundiza Rafa Company, ex director del Muvim y coautor del Document 88 valencianista. "La Generalitat, que también ha perdido el gentilicio de forma oficial en el Estatut, ha acabado siendo una autonomía administrativa con poco aparato sentimental". A juicio de Rafa Company, "la pérdida del gentilicio en el nombre del territorio, más que una estrategia deliberada de la Generalitat y extendida a Canal 9, es el efecto de una inercia de vaciado valencianista que se ha producido sin oposición de la ciudadanía. Porque a algunos les molesta la palabra Valencia, y a otros no les hace falta". Y así, en la práctica, se ha mutilado la denominación oficial de una "Comunitat" que empieza a no tener nombre.