El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, dotó ayer de una dimensión "histórica" a la inminente llegada del AVE a Valencia; una línea que articulará un nuevo "eje tractor" con Madrid y la Comunitat Valenciana como vértices que será el motor de España. En estos términos se expresó el jefe del Consell durante su discurso del 9 d'Octubre; una intervención en la que, por otro lado, no realizó ningún anuncio de calado político o económico.

Camps, en un discurso íntegramente en valenciano y retocado hasta última hora, se mostró "agradecido" por la culminación de la "reivindicación histórica" del AVE, pero inmediatamente recuperó el tono reivindicativo ante Madrid: "Hoy, con más fuerza que nunca, exigimos los valencianos que la alta velocidad iniciada y proyectada para Alicante y Castelló, así como el Corredor Mediterráneo, se ejecuten con toda la urgencia necesaria".

Sobre las implicaciones económicas de esta obra, Camps apuntó: "El eje tractor sobre el que han rodado las expectativas más ambiciosas de la España del siglo XIX y XX, que estaba en el norte, pasa a girar, de manera irreversible, en torno al eje Comunitat Valenciana-Madrid", proclamó solemnemente Camps. "Sólo señalar que a hora y media se encuentran el puerto más importante del Mediterráneo y el aeropuerto más importante de conexión Europa-Iberoamérica", además de que la nueva línea "libera otras redes ferroviarias para el transporte de mercancías".

"Nuestra comunidad y Madrid estaremos conectados por un corredor rápido, eficaz y de alta frecuencia; once millones, la cuarta parte de la población española; la tercera parte de la riqueza del país; dos territorios complementarios, capaces de darle un giro a la historia de nuestra nación", sentenció.

Además de estas referencias, Camps quiso hacer girar su discurso en torno a la economía y el medio millón de parados, "lo que preocupa a los valencianos". El presidente sacó pecho por "el mayor ciclo de crecimiento económico y ocupación" de la historia de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, "las circunstancias económicas, financieras y la falta de reformas [en referencia al Gobierno central] han roto ese círculo virtuoso de crecimiento", dijo, sin dejar lugar a la autocrítica; aunque sí hubo propósito de enmienda y apelaciones a la unidad: "Todos tenemos la obligación de trabajar sin parar, aportando lo mejor de todos nosotros, y renunciando a nuestras diferencias para conseguir que esta comunidad continúe siendo un territorio de actividad".

Entre los asistentes, junto al Consell en pleno, los premiados con las distinciones de la Generalitat y los diputados, estaban también algunos representantes de los empresarios, con los que las relaciones en los últimos meses se han tensado. En este sentido, el presidente lanzó algo parecido a un guiño, aunque sin concretar: "La Generalitat junto a los agentes sociales y económicos, y junto a todos los que han querido colaborar, lleva más de dos años poniendo en marcha iniciativas". "Tenemos que esforzarnos en dar esperanzas y opciones a los que quieren trabajar".

"Cultivar y fabricar"

Sobre el modelo productivo, no hubo ni una mención a la construcción, pero sí hizo apología del mundo agrario y los sectores tradicionales, casi como si estuvieran en la lista de especies en extinción: "La Comunitat Valenciana no puede renunciar ni a cultivar ni a fabricar". Camps definió el campo como fuente de una "triple riqueza: la riqueza de la economía, la riqueza de nuestros pueblos y la riqueza de las tierras fértiles". Y sobre otras industrias, apuntó: "Fabricar significa hacer posible que todo lo que creamos se materialice en un producto, unos zapatos, un mueble, un juguete, una cerámica, coches, trenes, barcos, tejidos,...", aunque ni rastro de propuestas concretas.

Finalmente, el presidente defendió la gestión en educación y bienestar social, pese a ser "la administración peor financiada por número de habitantes". No hubo, sin embargo, ninguna mención a la reforma estatutaria que hace unos días anunció su gobierno.

Homenaje a Vargas Llosa a cuenta del "Tirant lo Blanch"

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el presidente quiso unirse a la estela de reconocimiento que estos días acompaña al escritor Vargas Llosa: "Este mismo año, hemos reconocido a dos grandes literatos: uno en castellano, Miguel Hernández, y uno en valenciano, Joanot Martorell, que de su obra Tirant lo Blanch ha hecho siempre elogios el nuevo Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, al que todos los valencianos damos la enhorabuena".

Fue una de las pocas digresiones del discurso del presidente en el Saló de Corts del Palau de la Generalitat. Un acto en el que destacó la ausencia del ex conseller y diputado por Valencia Esteban González Pons, el representante de la dirección nacional del PP que suele acudir a esta jornada. Sí estuvo Leire Pajín, número tres del PSOE, aunque apenas terminado el acto salió a toda prisa del Palau.

También acudió el ex presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, que entró en el saló acompañado por José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación de Alicante y referente del sector crítico alicantino, y otros miembros de la dirección provincial como Miguel Ortiz. Zaplana repartió algunos abrazos y se sentó junto a José Luis Olivas y Joan Lerma, que tampoco fallaron a la cita.