El transfuguismo es poliédrico. Siempre depende de la posición en que se mire. Los partidos políticos se aprovecharon durante años de la ventajas que suponía la compra-venta de votos hasta que se dieron cuenta de que les podía resultar más rentable impulsar un acuerdo que desactivara un sistema que les arrebataba de manera abrupta demasiado poder municipal. El Pacto Antitransfuguismo se firmó por primera vez en 1999, aunque sus efectos prácticos fueron muy discretos. Se reactivó hace apenas cuatro años, pero los grandes partidos vuelven a vivir de espaldas a sus postulados. Priman los efectos electorales por encima de cualquier consideración ética y se atizan unos a otros por el incumplimiento de principios que son incapaces de respetar en sus propias filas. El resultado es que sólo se aplica la ley de la selva.

En el actual mandato municipal se han registrado en España 41 mociones de censura que han requerido el concurso de concejales tránsfugas. Seis de ellas han tenido lugar en municipios de la Comunitat Valenciana.

El último debate se vive en el seno del PSOE a cuenta de la oportunidad o no de presentar como cabeza de lista al actual alcalde, Agustín Navarro, considerado oficialmente tránsfuga en una resolución aceptada por la propia dirección socialista. El PP sostiene que su rehabilitación como candidato socialista sería inmoral. Pero la historia demuestra que ambos partidos actúan sólo en base a su estricta conveniencia. El catálogo de ejemplos, como van a comprobar, es muy exhaustivo.

LA RIBERA

Dos líderes del PP impulsaron su carrera con los tránsfugas

Varios dirigentes apuntalaron su carrera política en la Ribera con el apoyo de tránsfugas. Hay casos sonados como el del ex alcalde de Càrcer, Aurelio Hernández, o el de la alcaldesa de Carlet y hoy senadora, María Ángeles Crespo. En Càrcer, el alcalde José Antonio Juanes abandonó el PSOE para entregar la alcaldía a Aurelio Hernández, líder comarcal del PP, quien a cambio le mantendría el sueldo municipal como liberado. También en Carlet, el transfuguismo aupó a la aún hoy alcaldesa. Tres concejales del PSPV, Juan Bautista Renat, José Suey y Luisa Martínez, cambiaron de bando en 1995 para dar estabilidad al gobierno del PP. La izquierda logró mayoría absoluta, pero Crespo fue capaz de alcanzar un acuerdo con los tres ediles que rompió el PSOE local. Los tres mejoraron sus retribuciones al incorporarse al gobierno, pero hubo más: Suey fue premiado con la presidencia de la hoy desaparecida Caixa Carlet; Renart fue ascendido como funcionario de la Diputación y Martínez tuvo la suerte de ser contratada por el hospital comarcal.

En Llaurí a finales de la pasada década, el PP se hizo con el poder con un tránsfuga del PSOE, el ex alcalde que eludió la cárcel y los rebeldes de UV, contra la socialista Anna González. En Alzira, el ex alcalde Alfredo Garés desoyó las directrices del partido para pactar con los blasquistas y se produjo una escisión en el PP que acabó con Garés y tres de los cinco ediles de su grupo en UV, mientras que la entonces concejal Elena Bastidas se mantuvo fiel a las siglas del PP.

Y en el presente mandato municipal, el PSPV de Alberic perdió a su cabeza de lista, Desireé García, y el PP logró el voto que le faltaba para completar la mayoría absoluta que acababa de perder en las urnas. García cobró 20.000 euros por una dedicación parcial y su voto resultó clave para aprobar algunos planes urbanísticos.

L'HORTA

El récord: un gobierno constituido sólo por tránsfugas

En l'Horta, el caso más paradigmático lo encarna el popular Manuel Corredera, en Mislata, que consiguió acceder a la alcaldía en 2001 tras arrebatar el sillón consistorial al histórico alcalde socialista José Morales (quien gobernaba desde 1979), con el respaldo de dos tránsfugas del PSPV, Gloria Alonso y Ana Quesada. La operación se gestó después del pase al grupo mixto de las dos concejales, que constituyeron el grupo mixto. El PSPV quedó en clara minoría y no pudo mantener el gobierno. Tras hacerse con la alcaldía, Corredera venció en las elecciones de 2003 por mayoría absoluta, que repitió en los comicios de 2007.

Corredera ahora ocupa un puesto de vocal en el Comité Ejecutivo Provincial del PPCV y es diputado provincial. Está previsto que repita como candidato en 2011. Por ello, la dirección del PSPV asegura que el PP no puede dar lecciones de moralidad cuando tiene a Corredera en sus listas.

Durante el presente mandato se han producido dos ejemplos más. El alcalde del PP de El Puig, José Miguel Tolosa, arrebató la alcaldía al socialista Eugeni Ruiz con el apoyo de dos tránsfugas socialistas. El PP le expedientó, pero fuentes del partido aseguran que repetirá como candidato, aunque en los próximos meses puede perder la alcaldía porque tras el fallecimiento de una de las ediles tránsfugas ha perdido la mayoría absoluta.

La moción de censura más sonada se produjo en la Pobla de Farnals con la traición de dos concejales del PP a su alcalde José Manuel Peralta. Los seis ediles del PSPV facilitaron la llegada al poder de la ex popular Natividad García y la comisión del pacto antitransfuguismo declaró a todo el gobierno trásfuga, en una resolución inédita hasta la fecha. A los pocos meses surgieron las diferencias y Natividad se ha quedado en minoría, pues el ex alcalde socialista Josep Vicent Sanchis que entonces la respaldó y otros dos concejales se desmarcaron de su gobierno e incluso, con la alianza del PP, le quitaron las competencias a la Junta Local de Gobierno.

LA SAFOR

De UV a la dirección del PP

En Oliva, Salvador Llopis se presentó como número dos de Unión Valenciana en las pasadas elecciones, pero al poco se distanció del cabeza de lista, Pepe Salazar, y lentamente se fue aproximando al PP. Sin que haya presentado su dimisión como concejal, Llopis incluso fue designado miembro de la ejecutiva local del PP que preside Xelo Escrivà en el último congreso del partido. En el ayuntamiento, lógicamente, trabaja y colabora con el resto de concejales del PP, aunque no existe posibilidad aritmética de desbancar al alcalde socialista, Salvador Fuster, o de obstaculizar la labor del Gobierno local que forman socialistas y Bloc.

De 1995 a 1999, el independiente Francisco Olmos logró la mayoría absoluta. Pero su concejal Miguel Chaveli lo abandonó y, con los votos del PP y del PSOE, se erigió en alcalde. En esa operación tan cómplice del transfuguismo fue Chaveli como los concejales del PP y el PSOE. Años después Chaveli formó un grupo independiente, con el que se presentó a las elecciones, y hoy es miembro del Gobierno local que forman el PSOE, el Bloc y su formación.

LA COSTERA Y LA VALL

Donde las dan las toman en la Font de la Figuera

En la Font de la Figuera, Santiago Micó, que fue elegido en 1995 en las filas del PP, encabezó en 1997 una moción de censura contra la alcaldesa María José Penadés, para arrebatarle la alcaldía. Micó se presentó en 1999 bajo las siglas de Unió Valenciana, formación que abandonó 2003 para salir elegido por el PP. Las circunstancias de la política han hecho que, años después María José Penadés haya regresado a la política municipal para ganarle a Micó el congreso local y ser elegida presidenta del PP de la Font de la Figuera.

Por su lado, en Bocairent, Dimas González, alcalde por el PSPV, dimitió de su cargo al ser imputado por conducir un vehículo municipal bajo los efectos del alcohol. Pero González no abandonó su escaño, sino que en compañía de otro regidor del PSPV, se pasó al grupo de no adscritos y permitió que con su abstención el PP recuperara la vara de mando del ayuntamiento y la mayoría absoluta en la Mancomunidad de la Vall d'Albaida. A las siguientes elecciones, ganadas por el PSPV con más votos que con González, éste se presentó en una lista independiente. No consiguió acta de concejal.

CASTELLÓ

Tránsfugas poco apreciados por los electores

Uno de los casos más recientes fue el de Salvador Górriz en Nules, que le cogió tanto apego a la alcaldía en el mandato 2003-2007 que no le importó ser expulsado del PSPV. Las elecciones dieron en 2003 5 ediles al PP, 5 al PSPV y 5 a los independientes de IPN. El PP, pese a ser la lista más votada se quedó con las ganas ante el pacto de socialistas e independientes. El acuerdo estaba claro: dos años con Salvador Górriz (PSPV) como alcalde y otros dos con Vicente Martínez Lucas (IPN). Llegado el ecuador del mandato, Górriz optó por romper el pacto, lo que le costó la expulsión del partido junto a otros tres ediles socialistas más, entre ellos su mujer.

El alcalde tránsfuga, seguro de que su gestión había calado hondo entre los vecinos, creó un nuevo partido, Socialistas Independientes de Nules, convencido de triunfar. Las urnas fueron contundentes: su partido sólo consiguió un acta de edil, la suya, y Salvador Górriz lleva tres años desaparecido en combate.

Otro de los casos más sonados es el de Benicàssim, también en el mandato 2003-2007. Los hermanos Asín, Javier y Mª Carmen concejales de Benicàssim por el PP, frenaron el pacto de su partido con ARB para dar la alcaldía al independiente Manuel Llorca. Su afrenta permitió al socialista Francesc Colomer mantener la alcaldía junto a Bloc y EU. El PP llevó después al redil a Javier Asín a quien premió con una dirección general en la Conselleria de Economía a cambio de que renunciara al acta de edil y que corriese la lista. Más difícil fue convencer a su hermana, que pidió el paso al grupo de no adscritos. La pugna duró dos años, el tiempo suficiente para que, esta vez sí, la concejala Asín diese luz verde al pacto PP y ARB y arrebatasen la alcaldía a Colomer de 2005 a 2007. En la actualidad, los Asín, tras los comicios celebrados hace tres años, han desaparecido de la escena pública y Colomer gobierna tras reeditar el pacto con EU y los nacionalistas del Bloc.

Información elaborada por Carlos Alós, Cesar García y S. Sapena