En una casita de Villarreal tan blanca como la horchata, enfrente del mercado, han puesto una horchatería ecológica que pretende convertirse en el templo de la chufa. La descubrí con ocasión de las fiestas patronales en honor a la Virgen de Gracia que acaban de celebrarse a principios de septiembre.

La lista de productos originados en este tubérculo de Alboraya que se venden en esta moderna «orxata-shop» es sorprendente: aceite de chufas para ensaladas, harina de chufas, chocolate de chufas, turrón de chufas, crema licor de chufa, jabones de chufa con aromas, velas con esencia de horchata… aparte de diversas invenciones que tienen como base este líquido tradicional pero totalmente renovado: horchata con zanahorias, horchata con plátano e incluso horchata con espinacas, que parece pensada especialmente para Popeye.

Pero lo más transgresor de este establecimiento de la Plana, sin duda, es el apartado dedicado a la cosmética: aceite de chufas para masajes (no para ensaladas); aceite de chufa hidratante de uso corporal y el definitivo «aceite lubricante íntimo de chufas». Si «lubricar» es «hacer lúbrica o resbaladiza una cosa», tratándose de un lubricante «íntimo» ya podemos imaginar qué tipo de cosa se pretende hacer resbaladiza.

La chufa irrumpe en las alcobas valencianas no como una metáfora de poeta de llibret de falla, sino como elemento con peso específico propio avalado por la medicina naturista. La historia más erótica que me han contado sobre la horchata me la reportó el erudito Francisco de Paula Perles Martí, cronista oficial que fue de Gandia.

Este investigador mantenía que en la Huerta de la Safor se cultivaba tanta o más chufa que en la de Alboraya, y que al llegar el rey don Jaime le habían ofrecido a su esposa doña Violante un baño de horchata para recuperar la tersura de su piel, después de tan largo viaje realizado desde Hungría. Dicha leyenda popular, quizá surgida de los baños en leche de burra que se daba Cleopatra en Egipto, nos hace imaginar a la primera reina de Valencia sumergida en un blanco mar de horchata.

El lubricante íntimo de horchata, según afirma su creador Anchón Monforte en el catálogo, es «aceite bio-sensitivo, ideal para uso individual o compartido. Lubrica y nutre la piel de las zonas más íntimas. Además tiene sabor a chufa. Producto 100% ecológico». O sea que igual sirve para un apaño cuando el usuario se encuentre solo que es válido cuando tenemos pareja. Nos vamos a quedar bien lubricados, y además con un sabor bien agradable.

Será la primera receta horchateril que en lugar de refrescar el ambiente, lo calentará. En todos los cuartos de baño podemos incorporarlo como novedad absoluta de la gastronomía valenciana que ahora se recicla en estimulante sexual. A partir de ahora no habrá que ir al sex-shop para buscar un lubricante, sino a la horchatería.