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La conexión Júcar-Vinalopó ya es una realidad gracias a la finalización de las obras del trasvase, aunque la explotación comercial de la infraestructura deberá esperar todavía a la resolución de diversos conflictos generados en los últimos meses.

Nada impide sin embargo, que en las próximas semanas la empresa estatal AcuaJúcar aproveche los caudales disponibles en el tramo final del Júcar para realizar pruebas técnicas, incluidas las necesarias para la puesta en carga de la Balsa de San Diego.

El embalse, situado al final de la conducción Júcar-Vinalopó, entre los términos municipales de Villena y la Font de la Figuera, tiene una capacidad superior a los 20 hectómetros cúbicos. Su misión es actuar como regulador en cabecera de los caudales destinados a los regadíos del Vinalopó, actualmente abastecidos con aguas subterráneas situadas cada vez a mayor profundidad. Desde el embalse de San Diego parten los dos ramales del post trasvase cuyas obras ejecuta la Generalitat Valenciana.